¿Lo que hizo Ciudadanos y entronizó de nuevo a Albert Rivera el mes pasado fueron unas elecciones primarias? Sí, a la española. Muy en la línea de una de las grandes tendencias que más han marcado los procesos de primarias en los partidos españoles: competición con un único candidato con opciones de ganar, con dos aspirantes alternativos casi desconocidos para la propia militancia, y con muy poco tiempo para una campaña casi inexistente que provoca una baja participación. ¿Eso es lo que está pasando en el PSOE? No. Y por eso hay opción de sorpresa. De todas maneras, esta posibilidad iría muy en la línea de lo que se lleva viendo (y que no está dando el mejor de los resultados) en muchos partidos socialdemócratas de nuestro entorno.

"A un secretario general elegido por la militancia solo lo puede quitar la militancia". Esta frase la proyecta la candidatura de un Patxi López que, paradójicamente o no, sigue ahí en su sitio sin haber dimitido después de que precisamente impulsaran lo contrario sus compañeros del comité federal, encabezados en la sombra por unaSusana Díaz que acaba de confirmar que será candidata en las elecciones primarias de junio para elegir nuevo líder socialista. En contraposición, la víctima de aquello, Pedro Sánchez, se erige como la posible sorpresa después de que, una vez más, todo el mundo lo diera por muerto tras su decapitación política hace casi medio año.

Sánchez puede encarnar uno de los valores añadidos clásicos de unas primarias: el candidato antiaparato, aquel que hace sentir a las bases que son ellas y no "los de arriba" quien tiene el poder. Si a eso se le suma que últimamente en los partidos socialdemócratas acostumbra a imponerse el candidato en primarias más a la izquierda, debemos asumir que Pedro Sánchez tiene opciones reales de ganar. También es verdad que cuando esto pasa, fruto de que ahí vota sobre todo una militancia muy ideologizada y decantada más que el electorado en general, se acaban perdiendo las elecciones. Se ganan las primarias pero el candidato elegido pierde los comicios en competición con otros partidos.

PRIMARIAS POCO ABIERTAS

En España, las primarias aún están poco abiertas más allá de la militancia estricta. En proporción, a la hora de la verdad, este tipo de elección cuenta con poca participación de no militantes, sobre todo en comparación a lo que pasa en países como la vecina Francia. Así, el retrato que ofrecen del electorado potencial es poco ajustado y no acostumbra a impulsar a la victoria en unas elecciones en lid con otros partidos.

A eso Susana Díaz le quiere contraponer el concepto "ganar". Una militancia socialista que hace tiempo que pasa por el desierto de la oposición, y que ve negra su perspectiva de triunfo, también quiere saborear alegría. Y ahí un candidato que declara textualmente que le gusta ganar, como lo hizo Díaz, también puede generar una expectativa de victoria que acostumbra a ser otro de los factores clave que decantan unas primarias. Siempre parte con un plus el candidato que se intuye con más perspectiva de imponerse a los adversarios externos, y eso se puede priorizar a la ideología.

La presidenta andaluza, de hecho, según las encuestas, es mejor valorada por los votantes del PP y de Ciudadanos que por los del PSOE. Podría así disputar más votos a esos adversarios en unas elecciones generales, pero antes la tienen que votar los suyos. Veremos en pocos meses de qué tiene más ganas la militancia socialista en los próximos tiempos. Si de más izquierda o más ganar.