La distancia que separa al PSOE y Podemos sobre la investidura de Pedro Sánchez parece cada vez mayor. Las casi tres semanas que han transcurrido desde el fracaso del pasado 25 de julio, lejos de acortar la brecha, la han profundizado. Los socialistas dicen tener cada vez más claro que la coalición que siguen exigiendo los morados se demostró «inviable». Al rechazar por «decorativas» todas las propuestas que venían del PSOE, que llegó a ofrecer una vicepresidencia y los ministerios de Sanidad, Vivienda e Igualdad, Podemos mostró que no buscaba un gobierno conjunto, sino tener su propio Ejecutivo, sostienen los colaboradores del presidente en funciones. El partido de Pablo Iglesias, en cambio, argumenta que la intención de Sánchez nunca fue pactar, sino imponer, y que ahora juega con los tiempos para forzarles a aceptar un acuerdo a la baja (solo sobre políticas, no sobre coalición) bajo la amenaza de repetición de elecciones.

Quedan 40 días para que ambas partes puedan llegar a un acuerdo. Si no lo consiguen antes del 23 de septiembre, habrá nuevas generales, las cuartas en menos de cuatro años, que se celebrarán el 10 de noviembre. Aún pueden pasar muchas cosas, pero ahora mismo las posiciones son irreconciliables, como se plasmó ayer.

El secretario de Acción de Gobierno de Podemos, Pablo Echenique, acusó a los socialistas de comportarse de forma «poco responsable». El ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, contestó que los morados no supieron «aprovechar la oportunidad» brindada en el anterior intento de investidura, por lo que ahora, dijo, «no están en condiciones» de poner ninguna condición.

Por no haber, de momento no hay ni siquiera contactos formales. A raíz del fracaso en su intento de reelección, Sánchez decidió que había que «empezar de cero»: volver a su idea de un gobierno monocolor del PSOE apoyado por Podemos desde fuera, a cambio de medidas. Hace un par de semanas, el presidente comenzó una ronda de contactos con la llamada sociedad civil (sindicatos, asociaciones feministas, ecologistas, educativas…) para elaborar una nueva propuesta con la que intentar convencer a Iglesias. Los encuentros ya han terminado, pero Sánchez anunció que no llamaría al líder morado hasta finales de agosto o principios de septiembre.

EL «PITIDO FINAL» / Para Podemos, el propio calendario, y el precedente de la reciente negociación, que no se abordó en serio hasta los últimos días, deberían hacer que el PSOE se moviera con más celeridad, si de verdad busca el acuerdo. «Nos parece una actitud poco responsable el llevar las negociaciones hasta el pitido final», dijo Echenique en la Ser, profundizando en la idea de que los socialistas buscan negociar bajo la amenaza de elecciones, porque consideran que ellos, a diferencia de los morados, mejorarían sus resultados. «El PSOE está barajando tres opciones. Un acuerdo con Cs, que es su opción preferida. Un Gobierno en solitario, de ordeno y mando. Y la tercera opción es una repetición electoral», opinó el número tres de Podemos.

«Prefiero ni comentarlo», contestó primero Ábalos en la Sexta. Pero después sí entró. «En Podemos dijeron que tenían que formar parte del gobierno porque no se fiaban de nuestras políticas -señaló-. Y ese sustrato de desconfianza permanece. Esas declaraciones irrespetuosas no contribuyen a la confianza».