Se eleva, una vez más, la tensión entre PSOE y Podemos, en un clima hostil que evidencia las enormes dificultades para forjar un gobierno progresista alternativo a Mariano Rajoy. Socialistas y populistas vuelven a estar a la greña y este martes se han acusado mutuamente de imposibilitar el diálogo desde los pasillos del Congreso.

La disputa ha comenzado con las palabras del diputado del PSOE Rafael Simancas, quien ha asegurado que su partido no puede tener en cuenta ninguna propuesta del partido de Pablo Iglesias porque "tienen poca credibilidad". Ha recordado que el 2 y el 4 de marzo, cuando Pedro Sánchez se sometió a las votaciones de una investidura que resultó fallida, recibieron un rechazo que hizo imposible un ejecutivo de cambio. "Nos dejaron tirados", ha reprochado el socialista.

A la acusación ha contestado el secretario de relaciones con la Sociedad Civil de Podemos. Rafa Mayoral, visiblemente molesto, ha asegurado que lo único que ha recibido su partido como respuesta ha sido "un bofetón" cada vez que han presentado una propuesta. "Es evidente que cada gesto que hemos hecho para configurar una mayoría alternativa ha sido recibido con caras destempladas, ataques o descalificciones", ha lamentado el podemista.

Mayoral ha recordado que la semana pasada el PSOE emitió un comunicaco para desmentir las palabras de Pablo Iglesias. El secretario general de la izquierda populista había anunciado que, tras hablar con Sánchez durante las vacaciones, ambos estaban de acuerdo en explorar las posibilidades de un ejecutivo de cambio tras el previsible fracaso de Rajoy en la investidura. Pocas horas después, los socialistas negaron ese extremo, gesto que dolió en las filas podemistas y que les dejó claro que el PSOE no parece dispuesto a lograr un entendimiento ni siquiera 'in extremis'.

A pesar de las ampollas levantadas, en Podemos no quieren dinamitar toda posibilidad de entendimiento y sus dirigentes se contienen para seguir diciendo que mantienen la mano tendida. Consideran que el PSOE trata de humillarles, pero no quieren entrar en una guerra abierta cuando está en juego el Gobierno del país.