La entrada del ‘procés’ en la última fase, la unilateral, ha acarreado al aumento de la temperatura de las declaraciones y de los mensajes. En la sesión de control de este miércoles,Carles Puigdemont ha insistido en la pésimacalidad democrática del Gobierno del PP, pero, sobre todo, ha subrayado uno de esos mensajes lanzados por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, el que apunta que está dispuesto a “todo” para impedir el referéndum. El ‘president’ ha exigido que se aclare qué significa ese “todo”, aunque ha dado entender que en su opinión se refiere al uso de la fuerza. “Basta de flirtear con los límites de la democracia” ha clamado el ‘president’.

La sesión de control ha sido un fiel reflejo de la ignición que ha causado el cambio de fase. Aunque Ciutadans y el PP han preguntado sobre infrastructuras, al final se ha vuelto a lo mismo, la relación entre Cataluña y España. El resto de grupos han aludido directamente al ‘procés’.

Las reiteradas referencias de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaríaa la supuesta influencia de la CUP sobre Puigdemont, denunciada por la diputada anticapitalista Gabriela Serra como el intento de “construir” un enemigo y, de paso, esto no lo ha dicho ella, dibujar una Generalitat anclada en la radicalización. Puigdemont ha respondido retomando su discurso sobre la pésima salud de la democracia en España. Ha tildado lo dicho por varios ministros del Gobierno, así como por cargos del PP, de “preludio del totalitarismo” y, más tarde ha aseverado que esta tormenta declarativa “ni le desanima, ni le disuade” en su objetivo por poner las urnas este otoño.

Al hilo de lo expresado por algunos comparecientes en la versión catalana de la comisión de investigación sobre la ‘Operación Catalunya’, en el Parlament, ha afirmado que los demócratas del resto del Estado “deberían de estar preocupados”, sobre todo por que al Gobierno “le importa un rábano la salud democrática [de España]” por cuanto les interesa “la fuerza”.

RESACA DE LA CUMBRE

Con el grupo de Catalunya Sí que es Pot se ha vivio la resaca de la cumbre del pasado lunes en la que la parte principal del grupo parlamentario no acudió a la cita. Lluís Rabell ha acusado a Puigdemont de menospreciar el Pacte Nacional pel Referéndum, algo que el ‘president’ ha negado y ha devuelto el balón al tejado de los ‘comuns’ hal señalar que son ellos los que han despreciado al Govern no presentándose a la cita del Palau de la Generalitat. El jefe del Executiu, asimismo, ha desvelado que el Govern ya ha remitido la carta a la Comisión de Venecia en la que expone sus intenciones de convocar el referéndum.

Miquel Iceta (PSC) ha acusado al Govern de no tener en cuenta las consecuencias que tendrá “convocar un referéndum que está al margen de la legalidad”, visto el éxito “ de la correspondencia epistolar que han mantenido Puigdemont y Rajoy”. El presidente catalán ha negado la mayor y tras recordar la ristra de imputados y querellados con que cuenta ya sus filas ha aseverado que sí prevé tales consecuencias. En este punto es cuando ha vuelto a su idea fuerza de que en España hay déficit democrático para tildar de “vergüenza” como se ha tratado de tapar y cerrar la comisión de investigación de la ‘Operación Cataluña’ en el Congreso.

INFRASTRUCTURAS Y ‘PROCÉS’

Tanto el PP como Ciutadans han tratado de llevar el agua al molino de ‘los temas que interesan a la gente’. La líder de la oposición,Inés Arrimadas, ha preguntado sobre la L9 del metro. Puigdemont ha reconocido que se habían hecho las cosas mal (el retraso acumulado es ya de 10 años), aunque acto seguido a recordado que la falta de financiación es atribuible, una vez más, al Gobierno del Estado.

El líder del PP catalán, Xavier García Albiol, por su parte, ha puesto poco más que una alfombra para que el ‘president’ se luciera a su costa. Ha preguntado por el eterno ‘ritornello’ de que la Generalitat iba a implantar el sistema de pago de peajes a través de una ‘viñeta’ pegada en el coche y lo ha atribuido al insaciable ánimo recaudador de la Generalitat catalana.

Puigdemont ha empezado a recordar agravios en materia de infraestructuras hasta que se le ha acabado el tiempo. Talmente una serie de 'uppercut' hasta que la campana ha decretado la tregua. Desde la supresión de la adicional tercera del Estatut del 2006, al 35% de cumplimiento de los presupuestados por Renfe y Adif en Catalunya, en este 2016, al rescate de las autopistas radiales de Madrid por parte del Estado. El ‘president’, ya en la fase de gustarse, ha propuesto incluso en modo irónico al popular crear una “colaición de intereses” para defender todos estos asuntos ante el propio Gobierno de los correligionarios de García Albiol.