Hace un mes aún no se sabía que los catalanes votarían cuatro días antes de Navidad por aplicación del 155; ni que el Gobierno catalán acabaría depuesto y con una parte de sus miembros en prisión y la otra en el exilio; ni que el ya expresidente Carles Puigdemont, con una euroorden de detención, tendría que batallar en las urnas con Oriol Junqueras, hoy entre rejas, por la hegemonía independentista. Ni tampoco podían esperarse los golpes de flagelo que el secesionismo se ha autoinfligido a toda prisa, antes de la campaña, para justificar su DUI interruptus.

Por todo ello, la fotografía electoral que tomó para El Periódico de Catalunya el Gabinete de Estudios Sociales y Opinión Pública (GESOP) hace un mes y la que hoy publica la principal cabecera del Grupo Zeta presenta variaciones significativas, aunque los movimientos no tienen la intensidad suficiente como para voltear el tablero parlamentario catalán del último bienio. La irrupción de Puigdemont en la carrera hacia las urnas ha erosionado la musculatura de la ERC de Junqueras, que se mantiene destacada en cabeza pero ve cómo la neonata Junts per Catalunya (la lista del PDECat) le come terreno. En el otro lado de la balanza, la lucha por liderar el bloque no independentista es ya a cara de perro, pues la apuesta transversal del PSC con los herederos de Unió ha propulsado a Miquel Iceta y amenaza ya las posiciones de Ciutadans.

A un mes del 21-D, Esquerra lograría el 23,9% de los votos y 37-38 escaños, 4,2 puntos y seis diputados menos que en octubre pasado. Los posconvergentes se quedarían en el 16,5% de los sufragios y 24-25 parlamentarios, 4,5 puntos y seis representantes más que hace apenas un mes. La diferencia entre ambos ha pasado de 16,1 a 7,4 puntos en solo 30 días. El trabajo de campo de la encuesta se efectuó a partir de 800 entrevistas del 15 al 18 de noviembre, coincidiendo con el goteo de fichajes para la candidatura de Puigdemont, entre ellos el de Jordi Sànchez, expresidente de la ANC actualmente en prisión, que irá de número dos.

Esta estrategia ha permitido al PDECat tomar oxígeno y retener a muchos más votantes que en el 2015 eligieron la papeleta de Junts pel Sí: ahora el 39,1% apoyaría a ERC y el 33,2%, a JxCat. Hace un mes, la distribución era del 53,1% para Esquerra y el 21,8% para el PDECat.

Pero más allá de los trasvases entre los hasta ahora socios de gobierno, el independentismo vuelve a reflejar un claro estancamiento. Gana pero no crece. Mantendría la mayoría absoluta en escaños pero no llegaría al 50% de los votos. En octubre las fuerzas secesionistas sumaban 70-73 escaños; un mes después la horquilla se ha rebajado a 68-71, en el límite de la mayoría absoluta. En papeletas, Esquerra, JxCat y la CUP reunirían el 46,7%, un punto menos que en las elecciones del 2015 y que en la encuesta anterior.

Una de las causas es que la CUP ha retrocedido un punto y medio y dos diputados respecto a hace un mes. Ahora obtendría el 6,3% de los votos y 7-8 parlamentarios (ahora tiene 10).