El 'president' de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha mostrado este lunes flexibilidad para resolver el conflicto en Cataluña. No es la primera vez que se abre a negociar las condiciones del referéndum, pero sus palabras han cobrado mayor relevancia al ser pronunciadas en Madrid, ante representantes de los partidos mayoritarios, salvo el PP y Ciudadanos. El mandatario catalán ha reclamado “coraje” al Estado para dialogar una propuesta de consulta que resuelva el conflicto catalán. Puigdemont pide pactar la fecha del referéndum, las condiciones, la pregunta, el filtro del porcentaje que inclinaría la balanza a uno u otro lado y la moratoria para una nueva consulta en el caso en que se impusiese el ‘no’. También ha confirmado que una escasa participación de los catalanes en las urnas invalidaría el resultado, pero ha eludido dar una cifra.

"Lo que digo es que el Estado español juegue el partido, que nos proponga algo y lo votemos. Nos podemos poner de acuerdo en cómo manejamos la pregunta y los resultados, pero se debe preguntar los catalanes si deben ser independientes o no, y ahí no se pude renunciar", ha pedido en los desayunos informativos de Europa Press. Puigdemont ha evitado maximalismos y ha insistido en la necesidad de negociar los términos de la consulta con el nuevo Gobierno, que da por hecho, presidirá mariano Rajoy. “Nuestra voluntad es sentarnos en una mesa política, no en el banquillo de los acusados”,ha señalado.

El ‘president’ se abre a negociar la fecha, prevista inicialmente para septiembre del año que viene y también la fórmula de la pregunta. ”Escuchemos la propuesta. ¿La fecha tiene que ser septiembre de 2017? Pues no. Tiene que ser una propuesta en la que nos sintamos cómodos todos, Hay margen, pero no nos alejemos del consenso", ha opinado. Se ha mostrado favorable a una pregunta clara como '¿Quiere usted que Cataluña sea un Estado independiente?', pero también ha explicado que está dispuesto a pactar la cuestión con el Gobierno. "Si el Estado formula una propuesta, por ejemplo, de reforma de la Constitución o de la financiación, vamos a convenir qué significa votar sí o no", ha planteado.

Puigdemont ha anunciado que si Mariano Rajoy es reelegido presidente le llamará para felicitarle e inmediatamente le pedirá cita para una reunión en la que poder abordar propuestas para la resolución del conflicto catalán. "Le felicitaré y le pediré hora. Reuniones, las que quiera, pero tendremos que monitorizar los resultados", ha señalado y ha lamentado el bloqueo de conversaciones con Rajoy. “Estamos sentados en una mesa de diálogo, pero estamos sentados solos, el Gobierno español no se quiere sentar", ha reprochado.

NIEGA EL PACTO CON SÁNCHEZ

Puigdemont también ha advertido al PSOE que una abstención difícilmente aportará credibilidad y estabilidad al Gobierno del PP resultante. "El PSOE es un partido muy debilitado, sin rumbo claro a ninguna parte. Y sin fuerza propia no se puede dar fuerza ajena, sin gobernabilidad propia no se puede dar gobernabilidad ajena", ha señalado. Ha insistido en que la abstención socialista sería dar una solución técnica a un problema político que requiere decisiones políticas.

También ha negado que tuviese pactado un gobierno alternativo conPedro Sánchez y Podemos. "No habíamos acordado nada, porque no habíamos negociado nada", ha sostenido. También ha confirmado que este mediodía se reunirá con Pablo Iglesias, a quien invitó al desayuno. El podemista declinó asistir y le propuso, a cambio, almorzar juntos en un lugar discreto. Puigdemont ha tratado de restar trascendencia a la cita, que se habñia interpretado como el inicio de las conversaciones para que los morados se acercasen a los postulados independentistas en Catalunya. "No es una cumbre, es un almuerzo casi privado", ha puntualizado.

En su exposición, Puigdemont ha vaticinado la proximidad de nuevos comicios estatales, "en directo o en diferido". Según ha expuesto, o bien las terceras elecciones serán convocadas en tres semanas -hay margen para formar Gobierno hasta el 30 de octubre- o bien serán en un año y medio, por la dificultad que el PP tendrá para sacar adelante sus proyectos en minoría parlamentaria. "Deseamos sosiego político, diálogo abierto y justicia social", ha afirmado y ha vuelto a tender la mano a Rajoy: "Hay que encontrar una solución política. Se hace política en las urnas, en los juzgados no se hace política", ha afirmado, en una crítica firme a la judicialización de la cuestión catalana impulsada por el PP. "Fue un gran error que causará efectos. La población vive esta situación como una ofensa democrática", ha advertido.