Carles Puigdemont, que será investido hoy como presidente de la Generalitat tras la renuncia de Artur Mas, ha trasladado a CDC que asume el cargo teniendo en cuenta el momento "excepcional" y con carácter "temporal", ante los recelos internos que la decisión había levantado en las filas convergentes.

Según las diversas fuentes de CDC consultadas por Efe, el anuncio del acuerdo entre Junts pel Sí (JxS) y la CUP, que supone el adiós de Mas, motivó en la reunión de ayer del comité ejecutivo del partido no pocas intervenciones que dejaban entrever el escepticismo e incluso el rechazo hacia el repentino relevo del actual president.

Uno de los más críticos fue el diputado en el Congreso y alcalde de Tortosa (Tarragona), Ferran Bel, que como otros dirigentes de CDC no ve claro el pacto con una formación anticapitalista como la CUP, que ha acabado forzando la renuncia de Mas a repetir en el Palau de la Generalitat.

Una de las intervenciones más vehementes fue la de la hasta ahora consellera de Enseñanza, Irene Rigau, que llegó a poner sus cargos a disposición del partido después de constatar que no se había sabido proteger bien al presidente de la Generalitat en la negociación con la CUP.

Desde Twitter, el alcalde de Premià de Mar y presidente de la Asociación Catalana de Municipios, Miquel Buch, incluso expresaba sus reticencias iniciales a la renuncia de Mas: "Es inmensamente injusto y estratégicamente erróneo que el presidente que ha hecho más por la independencia de Cataluña deba hacer un paso atrás".

Algunos sectores del partido que ya se preparaban para unas nuevas elecciones en marzo y que veían inasumible un pacto en las condiciones que imponía la CUP no han visto con buenos ojos este final de la negociación.

Las caras largas, la "estupefacción" y el "duelo" por el "sacrificio" de Mas eran una constante en la reunión de anoche de la dirección de CDC, según las diversas fuentes consultadas, aunque la autoridad con la que cuenta internamente el hasta hoy president ha permitido que su decisión haya sido aceptada por todos.

El malestar es transversal en diversos sectores del partido que no ven claro un movimiento que no sólo desbloquea la investidura del nuevo presidente de la Generalitat sino que también reordena el doble debate sucesorio en CDC: quién deberá relevar a Mas como candidato electoral y quién asumirá el timón del partido.

Para tranquilizar los ánimos, a puerta cerrada, Puigdemont trasladó ayer a sus colegas de la dirección de CDC que asume el cargo por el momento "excepcional" en el que se lo ha pedido Mas, consciente de que puede ser un paso "temporal" por Palau, en los próximos 18 meses ya que incluso por razones familiares le puede convenir no postularse en el futuro como candidato a la Generalitat.

En todo caso, añadió Puigdemont, será el propio partido con los mecanismos que establezca el que decida quién debe ser su futuro cartel electoral, para el que tampoco Mas se ha descartado.

En el doble debate sucesorio, ya había varios nombres bien posicionados para aspirar a desempeñar un papel principal y que, de repente, han asistido a una designación "a dedo" e 'in extremis' de Puigdemont, sin posibilidad de abrir un debate interno ya que el tiempo para celebrar la investidura estaba prácticamente agotado.

Pese a la prudencia y las cautelas con las que ha asumido el cargo, Puigdemont se erige ahora en el sucesor de Mas como candidato a president.

Y, en cuanto al timón de CDC, el propio Mas dejó clara ayer su intención de jugar un rol decisivo en la refundación del partido.

Hasta ahora había sido el coordinador general de CDC, Josep Rull, el encargado de repensar el futuro de la formación y era uno de los posibles candidatos a secretario general del nuevo partido que debe pasar página del pasado pujolista.

Rull apunta como conseller del área de Política Territorial y obras públicas, mientras que Jordi Turull, ahora presidente del grupo parlamentario de JxS y también aspirante a la secretaría general del nuevo partido, también podría acabar asumiendo una cartera del Govern, como la de Empresa, según fuentes de CDC.

Otro de los nombres que han sonado para dirigir CDC era Germà Gordó, representante del sector moderado que ve con reservas el pacto con la CUP y con pocas opciones de repetir en el Govern.

Con su movimiento de ajedrez, Mas ha situado a uno de los perfiles que más valora en la presidencia de la Generalitat y se ha instalado él mismo en la sala de máquinas del partido para pilotar la refundación, más allá de las querellas entre sectores.