Jordi Pujol Ferrusola dedicó el pasado martes gran parte del interrogatorio que prestó ante el juez de la Audiencia Nacional José de la Mata a detallar y explicar sus inversiones fallidas. En una de ellas, para ser más elocuente, se remite a la película 'La escopeta nacional', de Luis García Berlanga, en la que un fabricante catalán de interfonos viaja a Madrid para vender su producto y termina pagando él la "cacería, la cena, la fiesta...", resume el primogénito del expresidente de la generalitat Jordi Pujol ante el magistrado para explicar cómo fracasó una inversión tecnológica que planeaba desarrollar en México y que culminó con el divorcio de su mujer,Mercé Gironés.

El interrogatorio de Pujol Ferrusola comenzó con las preguntas que le formuló la teniente fiscal Anticorrupción, Belén Suárez, relativas al empresario mexicano Carlos Riva Palacio, que, según la representante del ministerio público aparece como "socio, intermediario, que le devuelve préstamos, también avala a prestamistas..." El imputado le contestó que "es un ciudadano méxicano" al que conoce desde 2000 que fue socio suyo en Avanti y al que dio financiación a través de Ancor, empresa con la que comparó el fracaso de intentar poner en marcha su proyecto tecnológico en una televisión mexicana con la película protagonizada por José Sazatornil.

Según Ferrusola, que se define como un "dinamizador económico", cuando le plantearon el proyecto al responsable de la cadena, este se lo desmontó en dos preguntas, sin necedidad de que intervengan sus asesores. A continuación recordó que Mercé Gironés, que no era partidaria de la inversión a Barcelona él ya no volvió a casa y ella se fue de viaje con sus hijos.

DE ANDORRA PARA EVITAR A GIRONÉS

Pujol Ferrusola explicó que Riva Palacio fue "receptor de financiación" que le ha devuelto y estudia cómo puede recuperarlo. Aseguró que el dinero salió de las cuentas en España de sus empresas salvo un pago de 290.000 dólares que salió de Andorra para ocultárselo a su mujer y así poder disolver la sociedad que tenía con Riva Palacio.

Esa explicacion le valió que la fiscala le preguntara que cómo se lo iba a ocultar si Gironés también sabía de sus cuentas en Andorra. Ahí Pujol fue inflexible y aseguró que la también imputada sólo sabía de la existencia de la cuenta 84248 que compartían, no del resto.

Otros de los negocios con los que intentó de justificar el desvío de 30 millones de euros fueron casinos o, en concreto, unos dispositivos informáticos que coordinaban los premios de las máquinas tragaperras de empresas en distintos lugares, búsqueda de compradores de hoteles, la puesta en marcha de proyectos de startups y préstamos. La devolución paulatina de uno de ellos a razón de 10.000 euros al mes a través de varias partidas, aseguró, que es lo que le permite vivir, porque desde que le embargaron las cuentas en 2015 le cuesta mucho.