Jornada final y con doble sorpresa de la primera ronda de contactos emprendida por Felipe VI en torno a la investidura. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, abrió el día ofertando un Gobierno con PSOE e IU en el que él pondría varios ministros -incluyéndose como vicepresidente y al catalán Xavi Domènech como responsable de una cartera plurinacional- y una densa hoja de negociación con todo tipo de asuntos, también el referéndum en Catalunya, pero “sin líneas rojas”. Golpe de efecto y con efecto, hasta el punto de que noqueó a un Partido Socialista que tuvo que sobreponerse de la impresión causada por el anuncio como pudo y precipitó que Mariano Rajoy diera ‘un pas al costat’ para declinar, al menos por el momento, el encargo de investidura. Pese a que Felipe VI se lo llegó a proponer.

Cierto es que Rajoy llevaba días deshojando la margarita y que una parte relevante de su partido no entendía que su jefe estuviera dispuesto, como había sugerido, a someterse a un primer intento de ser investido. A algunos cargos populares les espantaba que fuera sin avales “a un aquelarre”, y abogaban por la renuncia o por ganar tiempo para forzar a que Pedro Sánchez se expusiera al Congreso ya y se “quemase”. Hasta la últimamente silente Esperanza Aguirre levantó la voz para instar a su líder a ceder la presidencia del Gobierno, si era la condición para lograr un pacto con PSOE y Ciudadanos que impidiera a los 'morados' tocar poder.

Rajoy, esta vez sí, ha escuchado el ‘quejío’ de compañeros. Se aferra a una petición de ‘tiempo muerto’ en un partido definitivo para España, para él y su futuro político y que tiene dificil ganar. No lo oculta. Pero no se da por vencido o busca sustituto/a. Busca ahora aplazar la cuenta atrás para repetición de elecciones. “En estos momentos no sólo no tengo una mayoría de votos a favor; tengo una mayoría absoluta acreditada en contra”, planteó en La Moncloa. Declara pues el presidente en funciones la guerra de los relojes y maniobra ‘in extremis’ para forzar otra ronda de negociaciones que, inevitablemente, coincidirá con la segunda ronda de contactos que abrirá el jefe del Estado. A partir del miércoles.