Mariano Rajoy ha decidido mantener aMaría Dolores de Cospedal como secretaria general del PP. El líder de los conservadores premia así a su número dos por su trabajo durante la etapa de los grandes casos de corrupción y desoye las críticas por la cantidad de cargos que acumula la política madrileña. Cospedal es también presidenta del PP en Castilla-La Mancha y ministra de Defensa, un área, la de los militares, en la que tampoco acaba de gustar esa combinación de tareas. Pero, sobre todo, con su decisión de mantenerla como número dos, Rajoy no descabalga a Cospedal de la carrera de la sucesión, una carrera que el máximo dirigente de la formación ha aplazado hasta no se sabe qué fecha.

El presidente del partido ha hecho el anuncio en su discurso como candidato a liderar el PP, una batalla en la que no ha encontrado contrincante, por lo que esta noche será proclamado nuevamente máximo dirigente de los populares. “He dado todo lo que he podido a este partido. Pero todavía puedo dar mucho más. Y estoy absolutamente convencido”, ha dicho en su alocución, en la que ha recordado que ha pasado por todos los niveles de la formación desde que entró en ella (cuando todavía era Alianza Popular) en 1977. 40 años ya. “Más que Franco”, se burla una dirigente popular en privado.

INCÓGNITA DESPEJADA EN EL ÚLTIMO MOMENTO

Según fuentes gubernamentales, el jueves Rajoy todavía no había aclarado a Cospedal si seguía contando con ella. En la primera jornada del congreso, ayer viernes, la secretaria general hizo un discurso en el que se reivindicó por haber defendido al partido en los momentos más difíciles, con el estallido de numerosos casos de corrupción como el ‘caso Bárcenas’ y la ‘operación Púnica’.

Como estaba previsto, el líder del PP ha recuperado la figura del "coordinador general", un cargo que Ángel Acebes ocupó en 1996 cuando Francisco Álvarez Cascos era secretario general y también estaba en el Ejecutivo, como ocurre ahora con Cospedal. Rajoy ha elegido a Fernando Martínez-Maillo para ese puesto y también lo nombra responsable electoral y de organización. Rajoy mantiene en la cúpula al resto de vicesecretarios (Javier Maroto, Andrea Levy, Javier Arenas y Pablo Casado) y eleva a Maillo a coordinador general. "Lo que funciona no se cambia", ha argumentado.

ACUMULACIÓN DE CARGOS

El debate sobre la acumulación de responsabilidades ha sido uno de los debates más polémicos del congreso. La enmienda ‘anti-Cospedal’, presentada por Franciso Risueño, compromisario por Cuenca, y que no salió adelante por un escaso margen de 25 votos (328 ‘noes’ contra 303 ‘síes’), ha provocado por ahora dos dimisiones. Rogelio Pardo, miembro del comité ejecutivo regional del PP en Castilla-La Mancha y exalto cargo del Gobierno autonómico, ha renunciado a su puesto ante el “auténtico pucherazo” que se produjo a su juicio durante la votación del viernes.

En un comunicado que ha enviado al PP manchego, Pardo considera que el rechazo a la enmienda es un “fraude democrático” por parte del “aparato” del PP. Después de esta dimisión, Pedro García Hidalgo, también miembro del comité ejecutivo regional del PP en esa comunidad, ha anunciado que dimitirá.

Rogelio Pardo fue alcalde de Minglanilla (Cuenca), senador por la provincia de Cuenca, diputado regional en las Cortes de Castilla-La Mancha, diputado provincial en la Diputación conquense y delegado de la Junta en Cuenca durante el Gobierno de María Dolores deCospedal en Castilla-La Mancha.

MALESTAR EN EL EQUIPO DE COSPEDAL

En declaraciones a los periodistas, Maillo ha subrayado que fue una votación "democrática". "Así que hay que vivir la democracia con normalidad y acostumbrarse a que a veces también por 25 votos se consigue un resultado. No se está poniendo en cuestión a ninguna persona ni nada por el estilo", ha aseverado. El equipo de Cospedal ha mostrado su malestar por que el voto de solo 303 personas, menos del 10% de los compromisarios, haya empañado la imagen de la secretaria general. Indirectamente consideran que ha sido unfallo de organización. La votación se celebró el viernes pasadas las ocho de la noche, cuando cientos de los compromisarios ya habían abandonado el congreso y se habían ido a cenar el centro de Madrid.