El PP inauguró ayer en Madrid la primera convención nacional con Pablo Casado de presidente. Serán tres días en los que casi 7.000 militantes y dirigentes de toda España intentarán insuflarse ánimo unos a otros para hacer frente a las elecciones municipales, autonómicas y europeas de mayo, que se les presentan más difíciles de lo que pensaban por el auge de Vox. La primera jornada sirvió de escaparate al PP más moderado, representado por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y también por Mariano Rajoy, que reapareció en la escena pública. El exjefe del Ejecutivo recomendó a su partido que no se «asuste por nada» y mantenga «claros» cuáles son sus principios. Consejos ante la tentación de cambiar la hoja de ruta por la amenaza de la extrema derecha.

Rajoy entró en el plenario de Ifema entre aplausos, abrazos y besos. Su salida del Gobierno por la moción de censura todavía les duele y se lo hicieron saber con su calurosa acogida. El exlíder del PP subió al escenario a saludar con la actual dirección del partido, que no era la que él habría deseado, puesto que su candidata para sucederle, Soraya Sáenz de Santamaría, acabó perdiendo las primarias frente a Casado. La exvicepresidenta también acudió al acto y, discreta, se sentó en la segunda fila y se fue sin hacer declaraciones alos periodistas.

Huir del «sectarismo» / Después, a media tarde, Rajoy volvió a encaramarse al estrado para protagonizar, junto con su amiga y presidenta del Congreso, Ana Pastor, un diálogo para celebrar los 30 años de historia del PP, una excusa que le sirvió al político gallego para reivindicar su tarea como jefe de Gobierno, cuando tuvo que tomar muchas decisiones, apuntó, y no todas «se entendieron».

El expresidente destacó la «potente» organización que es el PP y la gestión realizada por sus gobiernos centrales, autonómicos y locales, dos hechos que pidió recordar para no dejarse llevar por las presiones externas. No citó a Vox, pero no hacía falta. En la conversación con Pastor, recomendó a su partido que se mantenga «en la realidad» y se aleje de los políticos «doctrinarios» que se dejan llevar por el «sectarismo». Casado escuchaba en primera fila. Los consejos pueden ser muy diferentes de los que puede escuchar este sábado, en la segunda jornada, cuando tome la palabra su padrino político, José María Aznar. El líder del PP ha logrado que Rajoy y Aznar aceptaran su invitación para participar en la convención, pero no logró juntarlos en el escenario. El tiempo lo cura todo, pero han pasado solo seis meses del pulso entre Casado y Santamaría, el último choque indirecto entre los dos.

Rajoy, como demostró saber hacer como jefe de los conservadores y del Ejecutivo central, recetó «aguante», no asustarse por «una crítica, dos, 50 o 150» y no caer en la demagogia en las cuestiones sociales. El exlíder conservador se despidió, a preguntas de Pastor, con alguna cesión sentimental, como cuando admitió que, en sus 37 años en política, ha tenido «momentos» en los que lo ha pasado «francamente mal». «Pero me quedo con lo bueno. Tengo la suerte de que todas las cosas malas que me pasan en la vida las olvido. Es importante porque vives feliz», afirmó.

El tono de Rajoy gustó en el equipo de Casado. Fue «elegante», afirmó un alto cargo. Ningún reproche, solo consejos, pero bien planteados, dijo otro miembro de la dirección.

Feijóo también tomó la palabra como coordinador de la convención para pedir a sus compañeros que se sientan «orgullosos» de las siglas y no acepten lecciones «de moderación, centralidad ni de coherencia» de nadie. Y si alguno está nervioso por Vox les pidió pensar en la historia del partido: cuando Aznar «convirtió a España en una de las naciones más potentes del mundo» y Rajoy logró sortear la quiebra con una «gestión incuestionable». El presidente de la Xunta declaró que la política está dominada por los «egos», que se nublan «por los falcons», en referencia a Pedro Sánchez, y por «algún resultado electoral», sobre el triunfo de los ultras de Santiago Abascal en Andalucía. Feijóo alabó también la política sin focos y se centró en el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera. Con más políticos como él, afirmó, habría «menos Puigdemonts y Torras».

La broma de Tabarnia / El desafío independentista se abordó en un coloquio, en el que participó, entre otros, José Rosiñol, expresidente de Sociedad Civil Catalana, y Jaume Vives, portavoz de la plataforma cívica Tabarnia. Vives aseguró que hay «gente muy cabreada» con el PP por su «dejadez e incoherencia». Explicó que había escrito un tuit preguntando a sus seguidores qué quería que dijera en la convención. «A lo mejor es broma, pero me han pedido que os afiliéis a Vox».

Fue solo un chiste, insistió la dirección del PP para quitarle importancia. Pero no les hizo la menor gracia.