Reconocen los colaboradores de Mariano Rajoy que su irritación ha llegado a cotas insospechadas sin que pueda dar rienda suelta a ese enfado ni siquiera en el día más señalado: el debate de investidura. El tono áspero y cortante que ha empleado en las últimas comparecencias ante la prensa ha despertado tal malestar que algunas voces llegaron a elevar su queja en la comparecencia de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, tras el Consejo de Ministros, el viernes. Sostienen los suyos que Rajoy se ve forzado a presentarse sin apoyos suficientes, algo que vive con especial dramatismo, como demuestra que llegó a declinar la propuesta del Rey de presentarse como candidato tras el 20-D para evitar el fracaso. Además, excusan, recibe una elevada presión de Bruselas y no ha podido descansar en vacaciones, pero admiten que si hay algo que le ha enervado por encima de todo es la actitud esquiva de Pedro Sánchez, que se negó a reunirse con él para abordar cuál debía ser la fecha de la investidura. Dado que el PSOE se aferra al 'no', Rajoy vislumbra las terceras elecciones como posibilidad cada vez más real. Sin embargo, en lugar de dar salida a ese rencor con un discurso a la ofensiva, en tono de precampaña, tiene previsto plantear el debate en el Congreso con formas conciliadoras. Fuentes del PP indican que Rajoy volverá a tender la mano a Sánchez, aún a sabiendas de que el socialista será duro y se regodeará en el 'no'.

El candidato comenzará a preparar el discurso la semana que viene con sus colaboradores, como suele hacer, pidiendo apoyos argumentales por departamentos para componer él con esos fragmentos el texto definitivo que leerá el martes 30 de agosto en la tribuna de oradores, previsiblemente a las 12 del mediodía, sin límite de tiempo. Explicará entonces que desde el 20-D ha hecho todo cuanto estaba en su mano para configurar un gobierno que dé estabilidad al país, un ejecutivo de coalición con PSOE y Ciudadanos que garantice la recuperación económica.

SOLO HASTA EL 3 DE SEPTIEMBRE

Reconocen fuentes del PP que, a pesar de estar furioso, el discurso evitará, en la medida de lo posible, ser hostil y atacar al secretario general de los socialistas. Aunque en otras ocasiones la tribuna delCongreso ya se ha utilizado como escenario electoral, esta vez el candidato conservador considera que debe volver a tender la mano a Sánchez. Pero, advierten los populares, si Rajoy no logra la investidura, el día 3 de septiembre empezará la precampaña.

Aún así, en el PP, pero también en el PSOE, son conscientes de quesi no se nombra presidente el día 2, aún queda tiempo hasta la convocatoria formal de elecciones para intentar un plan b, un nuevo intento de investidura, y ambas formaciones se miran de reojo. Los populares juegan en sus cálculos con los resultados de los comicios vascos y gallegos del 25 de septiembre. Auguran que los socialistas pueden salir debilitados y poco propensos, por lo tanto, a afrontar unas terceras generales. En ese contexto, opinan, podría abrirse una rebelión en las filas socialistas que cuestionase el liderazgo de Sánchez y sus decisiones.

Cuenta además el PP con otro as que puede favorecerle: que el PNV necesite su apoyo enEuskadi para formar gobierno tras el 25-S y, así, negociar a cambio un 'sí' de los cinco diputados del partido nacionalista en Madrid. En ese escenario, sumarían 175 votos a favor (137 del PP; 32 de C's; 5 del PNV; 1 de Coalición Canaria) y estarían a solo uno de lograr la investidura. Con ese contador, sopesan los populares, resultaría insostenible que el PSOE bloquease la formación de gobierno. No descartan tampoco que el diputado de Nueva Canaria se incorporase al 'sí'.

La duda que mantienen es cuál es el plan b de Sánchez, si es que lo tiene. Sopesan que es plausible que, ante la amenaza de aparecer como responsable de las terceras elecciones, fuerce al comité federal a permitirle que negocie con Podemos y los independentistas o que pida la cabeza de Rajoy a cambio de una abstención.