El jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, conversó hace unos días con el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, aunque no cerraron ninguna reunión para verse próximamente, según han informado fuentes del Gobierno, que no han ofrecido ningún detalle de la misma pero han subrayado la importancia de mantener el diálogo.

En ese sentido, han recalcado que "se habla más de lo que se dice" en todas las negociaciones con otros partidos o administraciones y se han mostrado convencidas de que se está entrando en una etapa de diálogo en la que se va a hablar más y va a haber menos espectáculo.

La conversación con Puigdemont se desarrolló con normalidad y, según estas fuentes, no hubo una petición expresa de Rajoy a Puigdemont para que acuda a la conferencia de presidentes prevista el próximo 17 de enero en el Senado y a la que el 'president' se niega a acudir.

No obstante, aseguran que al presidente del Gobierno le gustaría que Puigdemont estuviera presente en ella porque se trata de un foro propicio para el diálogo.

RECONOCIMIENTO DEL PROBLEMA

Las fuentes han subrayado que el Gobierno, con Rajoy a la cabeza, reconoce que en Cataluña hay un problema y va a intentar avanzar en su resolución con muestras de diálogo como las de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Pero dejando clara la posición del Gobierno y advirtiendo de que lo que no se puede hacer en un dialogo es pedir al otro interlocutor algo que no puede dar.

En ese sentido, insisten en que no se puede liquidar la soberanía nacional y es el pueblo español el único que puede decidir sobre ella. Algo que subrayan que es diferente a lo sucedido en Escocia porque en este caso la capacidad de decisión en torno a la soberanía no reside en el pueblo, sino en el Parlamento. El escocés es uno de los ejemplos a los que recurre el soberanismo para reclamar un referéndum acordado con el Estado.

El Gobierno recalca que, tal y como ha venido asegurando Rajoy en diferentes ocasiones, mientras él sea presidente del Gobierno, la soberanía nacional no se va a liquidar. Y han ido más allá al considerar que nadie, con independencia del partido al que pertenezca, va a ser presidente del Gobierno de España para liquidar el país.

De la situación actual creen que se sale hablando y por eso hacen hincapié en que hay que comprobar la voluntad de diálogo de cada uno.

Respecto a la posibilidad de que siga prosperando la iniciativa debatida en el Congreso a propuesta del PNV para revertir la capacidad del Tribunal Constitucional de suspender a cargos públicos, el Gobierno considera que intentos de derogación como este no son positivos. Por ello, confía en que se imponga el sentido común y se mantenga la capacidad del Tribunal Constitucional al respecto.