Mañana habrá junta directiva nacional del PP. La cita es relevante. Se trata del órgano más importante entre congresos y pretende en esta ocasión que el partido recupere la fe en sus líderes y en su futuro en uno de los momentos más complicados de la legislatura.

Fuentes populares apuntan que los ministros y cargos populares saldrán de la reunión, que presidirá Mariano Rajoy, con un argumentario para difundir los hitos logrados frente a la crisis económica y el compromiso de nuevas reformas y pactos de Estado buscando, fundamentalmente, al PSOE, en un intento de que bien los acuerdos o bien el cuerpo a cuerpo del bipartidismo se lleve el protagonismo y se lo reste a Ciudadanos, que les disputa el centro tanto a Rajoy como a Pedro Sánchez.

También saldrán con una agenda repleta de actos sectoriales que se repartirán por la geografía española y que culminarán seguramente con una convención nacional. Todo está orientado, dicen sus impulsores, a provocar una gran movilización de una organización con claros síntomas de depresión ante el ascenso naranja. «O hacemos política de una vez o seguimos sentados a ver cómo la hacen los otros», sostiene un dirigente del partido conservador.

La ansiedad por hacer política, aunque no haya consenso interno sobre qué traducción práctica debería tener ese anhelo, se ha instalado en el PP. Y en algunos sectores del Gobierno.

Cunde la sensación de que se ha perdido el tiempo y se ha vivido del recuerdo de una protectora mayoría absoluta que ya no existe: se apunta la falta de autocrítica; la actitud altiva frente a los casos propios de corrupción que, como el que salpica a la senadora Pilar Barreiro, puede conllevar dificultades para sacar adelante los Presupuestos o actitudes más que cuestionables de compañeros como los del Ministerio de Interior, ante el reciente colapso de la AP-6 por nevadas más que anunciadas.

LA BATALLA ANDALUZA / Se persigue en la madrileña calle de Génova un reconstituyente de efecto inmediato, dado que los populares siguen sin haberse recuperado del triple choque que les produjo el resultado del 21-D: reeditaron los independentistas su mayoría; el PP se convirtió en anécdota electoral en un territorio clave y Ciudadanos arrasó entre los votantes constitucionalistas en Cataluña.

Efectivamente Albert Rivera capitalizó el artículo 155 de la Constitución y, a pesar de que su organización en principio no tiene apoyo parlamentario para llegar a la Generalitat, él se ha hecho con un trampolín mediático clave para intentar superar a los conservadores en el resto de una España que celebrará, como poco, comicios autonómicos, municipales y europeos el próximo año.

ADELANTO ELECTORAL / Tampoco descartan los populares andaluces (que no pasan por su mejor momento) que la socialista Susana Díaz adelante elecciones para coger a los conservadores con el pie cambiado y a Ciudadanos robándoles electorado. Así se lo han comunicado a sus mayores en la dirección nacional del PP y se sopesa celebrar la convención nacional en suelo andaluz para agitar allí a las bases.

Por si no fuera suficiente, las encuestas alertan de un potencial sorpasso de los naranjas sobre el partido de Rajoy en próximas generales, lo que ha enervado aún más a un buen puñado de parlamentarios y responsables del PP en autonomías y ayuntamientos que reclaman una reacción «contundente» para «no entrar en pánico». Son los que reclaman autocrítica. Cambio de registro. Se preguntan si no merece explicación el resultado de la estrategia gubernamental desplegada en Cataluña, responsabilidad de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, y rebajan la culpa del candidato, Xabier García Albiol, pese a admitir que no era «la mejor opción».

Algunos -los menos y ligados a organizaciones territoriales-, abogan asimismo por crisis de gobierno y cambios en el PP. Rajoy ya ha dicho públicamente que no tiene intención de mover fichas, pese a que podría verse obligado a medio plazo si finalmente el ministro Luis de Guindos aspira a la vicepresidencia del Banco Central Europeo.

PRESIDENTA MONTSERRAT / Además, la ministra de Sanidad, la catalana Dolors Montserrat, sigue ganando enteros para sustituir a García Albiol al frente del PPC. En el caso de que fuera la elegida, los suyos serían dos cargos compatibles hasta que hubiera que ir a las urnas en Cataluña, algo que no se descarta pueda suceder en breve.

No solo hay quejas en el seno del partido. También en un Ejecutivo que de momento no logra pactar presupuestos para el 2018 (necesarios para garantizar que se puede agotar la legislatura) se hacen análisis y se señala al PP por haber ido a rebufo de la acción gubernamental sin tomar «iniciativas» propias.

En este contexto es donde algunas de las fuentes consultadas se lamentan de las consecuencias de la supuesta pugna entre los entornos de Dolores de Cospedal, ministra de Defensa pero a la vez secretaria general del partido, y Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta y coordinadora de la actividad del Ejecutivo central.