Felipe VI ha defendido hoy que en España haya una convivencia democrática basada "en el respeto a la ley", en la unión y en una voluntad decidida y leal de construir y no de destruir", al sostener que no es tiempo para "fracturas, ni divisiones internas".

El Rey ha hecho este llamamiento en su tradicional discurso de Navidad en el contexto del debate soberanista catalán y ante la pretensión de los partidos independentistas de celebrar un referéndum de autodeterminación en 2017.

"Son tiempos para profundizar en una España de brazos abiertos y manos tendidas, donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas. Tiempos, en fin, en los que tenemos motivos y razones más que poderosas para la unión, para trabajar todos juntos, desde cualquier lugar de nuestro gran país, con ilusión, con ideales y con proyectos para la mejor España", ha sentenciado don Felipe.

Sin mencionar la palabra Cataluña, el jefe de Estado ha hecho hincapié en que "no son admisibles ni actitudes, ni comportamientos que ignoren o desprecien los derechos que tienen y que comparten todos los españoles para la organización de la vida en común".

A su entender, "vulnerar las normas que garantizan la democracia y libertad solo lleva, primero, a tensiones y enfrentamientos estériles que no resuelven nada y, luego, al empobrecimiento moral y material de la sociedad".

"El progreso, la modernización, el bienestar, requieren siempre de una convivencia democrática basada en el respeto a la ley, en una voluntad decidida y leal de construir y no de destruir, de engrandecer y no de empequeñecer, de fortalecer y no de debilitar", ha abundado en su apelación a mantener la unidad de España.

El monarca ha incidido en que la convivencia "exige siempre, y ante todo, respeto", lo que también ha reclamado para quienes tienen ideas distintas.

En la España de hoy, ha afirmado con tono severo, no tienen cabida "la intolerancia y la exclusión, la negación del otro o el desprecio al valor de la opinión ajena".

Como en mensajes precedentes, Felipe VI ha destacado "el gran patrimonio común" que es España, forjado por "los sentimientos personales y colectivos de afecto, de amistad y de fraternidad".

"Un patrimonio que merece el cuidado de todos y que todos debemos ayudar a proteger como lo mejor que tenemos y somos, como lo mejor de lo que nos une", ha rematado.

En paralelo a "seguir mirando hacia adelante construyendo" España, ha defendido lo mismo con Europa y ha animado a esforzarse "paso a paso, día a día y con espíritu positivo" para que "la prosperidad y el bienestar sean la base de una convivencia ilusionada".

Como en años anteriores, don Felipe ha concluido su discurso felicitando las fiestas, además de en castellano, en catalán, euskera y gallego.