L a monarquía deja atrás una semana complicada. La decisión de Juan Carlos I de abandonar España tras hacerse públicas diversas informaciones comprometedoras sobre supuestos pagos opacos desde el extranjero han convulsionado a la Casa Real. Sin embargo, Felipe VI parece dispuesto a tratar de volver a la normalidad institucional cuanto antes y hoy retoma sus actos fuera de los muros de la Zarzuela, en concreto en Palma, lugar habitual de veraneo de la Familia Real. El monarca, junto a la reina Letizia y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, tienen previsto estar en la capital mallorquina y sus alrededores durante los próximos 12 días. Unas vacaciones que difícilmente lograrán quitar el foco sobre la marcha del rey emérito y su actual paradero, el cual no se hará público hasta que Juan Carlos lo apruebe. Cada gesto y cada palabra de Felipe VI estará bajo el escrutinio de una clase política que en los últimos días se ha atrincherado en el debate sobre el futuro de la monarquía.

No obstante, Felipe VI si mantendrá en su agenda varios encuentros con distintas autoridades. La cita central será el miércoles, cuando el monarca se reúna con el presidente del Gobierno en Marivent, como viene siendo habitual cada año.

El jefe del Ejecutivo llegará a la cita con un Consejo de Ministros tensionado. Los de Pablo Iglesias están molestos por cómo se ha gestionado la «huida indigna» de Juan Carlos I y por no haber sido informados previamente de la marcha del rey emérito. Los morados exigen conocer dónde se encuentra en la actualidad el padre de Felipe VI. Una información que, previsiblemente, solo conocen el rey, Sánchez, el ministro del Interior, Fernando Gránde-Marlaska, de quien depende la escolta de Juan Carlos, y la ministra de Exteriores, Arancha González Laya.

La mayoría de españoles, el 67,2 %, considera «muy» o «bastante importante» el papel institucional de Juan Carlos I en la Transición y en el conjunto de su reinado, sin embargo el 80,3 % estima que debe responder ante la Justicia por posibles delitos fiscales.

Son datos de una encuesta realizada por entre el 4 y el 6 de agosto, una vez que se anunció que el Rey emérito dejaba España, y que publicaba ayer este domingo el diario El Mundo.

Emiratos Árabes Unidos comparte frontera al sur con Arabia Saudí, uno de los países vinculados al caso por pagos a su fundación ahora bajo investigación, y no muy lejos del diminuto Baréin, el otro país del golfo Pérsico presuntamente involucrado en la trama.

Sin que nadie en la región haya dicho una palabra por el momento sobre la presencia de Juan Carlos I y sin confirmación oficial sobre el paradero del monarca emérito español, algunos medios han empezado a informar e incluso a difundir imagen de su supuesta llegada a la capital emiratí, Abu Dabi. La capital emiratí ha sido uno de los destinos más frecuentados por don Juan Carlos desde su abdicación en junio de 2014. En este país cuenta con muchas amistades, entre otras la del primer ministro, el jeque Mohamed bin Rashid Maktoum, gobernante del emirato de Dubái.

El escándalo después de que su esposa, la princesa Haya Bint al Hussain, le denunciara por secuestro y torturas en un tribunal de Londres saltó a las primeras páginas de los diarios de medio mundo hace unos meses. Más discreta es la vida del gobernante de Abu Dabi y de facto del país, Mohamed bin Zayed al Nahyan, el príncipe heredero emiratí y a quien algunos consideran el hombre más poderoso del mundo árabe. H