Una broma, a distancia y fruto de la ingesta de alcohol. El empresario sevillano Manuel Muñoz Medina ratificó ayer en el juzgado esa versión acerca del acoso al que sometió a la coordinadora de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez. Los hechos tuvieron lugar en diciembre del 2016, cuando arrinconó a la dirigente podemista contra la pared y simuló darle un beso.

Tras el visionado de las grabaciones de las cámaras de seguridad de la Cámara de Comercio de Sevilla, donde pasó todo, el tribunal propuso cambiar la calificación del delito contra la integridad moral por uno de acoso sexual. El abogado de Rodríguez aceptó la propuesta y mantiene la petición de un año de cárcel por atentado contra la autoridad y de nueve meses por otro delito contra la integridad moral. En caso alternativo, pide un año de cárcel por abuso sexual y una multa de 18 meses a razón de 30 euros diarios.

Muñoz calificó su comportamiento como «broma de mal gusto», aunque apuntó como novedad que no hubo contacto físico, que ni siquiera la rozó ni interpuso una mano entre ambos. Rodríguez insistió en que se sintió «como un objeto» y que le pareció «una agresión en toda regla». Confesó haber sentido «miedo» porque estaba «sola con tres señores voluminosos» que consintieron. «Sentí asco».