A viva voz, desde unos 150 metros, Oriol Junqueras participó del mitin central de ERC en la campaña del 10-N. «Os quiero, Lluc y Joana. ¡Ganaremos!». Es todo lo que se pudo oír provinente del patio del CP Lledoners donde el presidente de ERC cumple 13 años de condena por sedición. Justo ayer se cumplieron dos años de su entrada en prisión. Un contexto que difícilmente podía no marcar el tono de las 13 intervenciones políticas del acto. Será por eso o por táctica electoral, lo cierto es que los republicanos elevaron un mucho el tono. Todos los participantes. Empezando por el casi siempre tranquilo Gabriel Rufián o el no menos calmado Pere Aragonès.

Rufián y Aragonès se emplearon a fondo en el acoso y derribo al PSC, al PSOE y a sus respectivos líderes, Miquel Iceta y Pedro Sánchez. El candidato republicano, tras criticar los vivas a la Guardia Civil de Iceta, aplaudió «al valiente pueblo que se ha enfrentado a un Gobierno del PSOE acobardado por el fascismo». Aragonès dijo que el 10-N la elección en Cataluña, encuestas en mano, es obvia: «O el PSC de la represión o la ERC de la libertad». Apelación, de paso, al voto útil independentista.

El coordinador nacional republicano afirmó que la campaña electoral del PSOE arrancó con la exhumación de Franco, y su portentosa puesta en escena «que homenajeó al fascismo». «Y ahora la quieren cerrar trayéndonos al Borbón [Felipe VI] a Barcelona, el lunes. Es coherente. Franco y él son el padre y el nieto político de un Estado corrupto y borbónico que se mantiene en el franquismo sociológico».

También el resto de participantes en el mitin echaron su grano de arena a la vehemencia del acto. Por ejemplo Montse Bassa, hermana de la exconsejera Dolors Bassa, que está condenada por el 1-O, tildó de «fachas» a los socialistas por aplaudir la sentencia del Tribunal Supremo. Un fallo judicial que el propio Rufián atribuyó al PSOE «vía Abogacía del Estado».