Trescientos votos decidieron ayer que Barcelona en Comú rompiera su alianza con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona. Las bases de los comuns avalaron por un estrecho margen poner fin al acuerdo por el apoyo de los socialistas catalanes a la aplicación del artículo 155 de la Constitución y a partir de ahora Ada Colau gobernará en minoría, dado que dispone de 11 concejales sobre un total de 41, y el PSC le aportaba otros cuatro.

«La consulta se podría haber evitado si el PSC hubiese tenido otra reacción» al artículo 155, apuntó el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello. El sí a la ruptura ha tenido 2.059 apoyos (54%) por 1.736 noes en una consulta en la que participaron 3.795 personas, un 40% del censo de Barcelona en Comú. Un resultado que demuestra la división en la formación y que se ha podido palpar también en las redes, donde varios miembros de los comuns airearon su malestar.

«La participación democrática no puede ser excusa para evadir la responsabilidad de gobierno. Lo siento, Barcelona», criticó en Twitter Raimundo Viejo, que dejó de ser concejal de Colau cuando fue elegido diputado en el Congreso.

Marc Bertomeu, miembro de la ejecutiva de Catalunya en Comú, consideró que era «un gol por la escuadra» que les había colado el procesismo. «Ni DUI, ni 155 pero siempre obedeciendo a los de la DUI», tuiteó reprochando que, en el juego de equilibrios, los comuns tiendan siempre a decantarse del lado independentista. Un reproche que hacen en privado otras voces del colauismo, que creen que esa consulta se podría haber evitado.

«Lamentamos la situación a la que hemos llegado», dijo, por su parte, a modo de explicación, el primer teniente de alcalde de la ciudad, Gerardo Pisarello, quien criticó que el PSC se haya situado «junto al PP y a Ciudadanos» en una posición favorable a la aplicación del artículo 155 que «incluso sus propias bases y algunos alcaldes han rechazado de manera clara».

Pisarello hizo un balance positivo del pacto de gobierno entre la formación de Colau y los socialistas, para, añadir que «desgraciadamente» el PSC ha decidido «abandonar el espacio de diálogo» que se «sintetizaba» en posicionarse contra el 155 y contra una declaración unilateral de independencia. Pisarello dijo sentirse «muy orgulloso» de que su partido haya planteado esta consulta porque «gobernar escuchando es lo que se debe hacer ahora» y es «lo que tocaba hacer», ya que lo «pedía la ciudadanía».

TENSIÓN LARVADA / En el pacto entre el PSC y los comuns, suscrito el 25 de mayo del 2016, se ponía por escrito que se dejaba aparte la cuestión nacional. Durante todo el proceso del 1-O se evidenciaron las divergencias existentes en este tema entre ambos socios, que no se ahorraron reproches de todo tipo. Mientras unos acusaban a los socialistas de colaboradores de la represión de Mariano Rajoy, estos echaban en cara a los colauistas que podían ser cómplices de una eventual DUI de Carles Puigdemont. Pero para los comuns el artículo 155 ha sido el punto definitivo de ruptura, que significa también el colofón a la larga lista de pactos rotos municipales con el PSC por el 1-O o sus consecuencias.

Si la cascada de alianzas locales rotas por ERC hacía exclamar a un importante alcalde socialistas que los republicanos ya se podían olvidar de proponer un tripartito con los comuns y el PSC, la voladura del puente de Barcelona puede condicionar mucho las relaciones futuras con el colauismo. Colau deberá explorar ahora nuevos acueros.