El Gobierno endurece su discurso sobre el desafío en Cataluña. El presidente, Pedro Sánchez, ha dejado claro este miércoles, durante su comparencia extraordinaria en el Congreso, que cualquier vulneración de la Constitución y el Estatut tendrá una "respuesta firme pero serena, proporcional y contundente del estado de derecho". El líder socialista ha advertido de que la "dejación de funciones" de los Mossos d'Esquadra ante las acciones de los Comités de Defensa de la República (CDR) resulta "inadmisible" e "injustificable", pero no ha mencionado en ningún momento una aplicación del artículo 155 y ha defendido los avances en la autonomía frente a las propuestas recentralizadoras de PP o Ciudadanos.

Pero el mensaje principal ha sido el de la contundencia, un discurso que el Gobierno ha renovado a raíz del batacazo del PSOE en Andalucía, con Sánchez evitando incidir en su propuesta de reforma del Estatut para avanzar en el autogobierno. Aun así, el presidente ha dejado claro que su política territorial seguirá como hasta ahora.

Sánchez ha cargado contra la 'vía eslovena' propuesta por el 'president' Quim Torra y le ha acusado de desconocer la realidad y las consecuencias que esta posición podría conllevar. "Demuestra la manipulación intolerable y la desesperación de quien no tiene más recurso que la mentira para mantener sus posiciones políticas", ha criticado.

El jefe del Ejecutivo ha garantizado que el próximo 21 de diciembre el Consejo de Ministros se reunirá en Barcelona, en la Llotja del Mar y ha adelantado que en ese encuentro se aprobará la subida del salario mínimo interprofesional (smi) a 900 euros. Se hará por real decreto para que la medida pueda entrar en vigor el 1 de enero del 2019, ante la ausencia de Presupuestos.

Con esta medida, el Ejecutivo pretende poner de manifiesto en Cataluña las bondades de sus iniciativas sociales, la mayoría incluidas en su proyecto de Presupuestos Generales del Estado, que presentará en el Congreso en enero. Para sacarlo adelante, los socialistas necesitan a ERC y el PDECat, partidos que de momento se niegan a negociar las cuentas públicas.

El Gobierno ve muy difícil que republicanos y posconvergentes apoyen los Presupuestos, pero mantiene la presión. Y si las cuentas públicas no salen adelante, su fracaso le permitirá argumentar que no había pacto con el independentismo. En un momento de su discurso, Sánchez, de hecho, se ha dirigido directamente a los catalanes para trasladarles la importancia de medidas como la subida del salario mínimo, la revalorización de las pensiones y la recuperación del subsidio de desempleo para los mayores de 52 años.

Pero el presidente corre el riesgo de no convencer a nadie. Ni al independentismo y Unidos Podemos, que consideran que su discurso ha sido excesivamente duro, ni al PP y Cs, que le acusan de todo lo contrario. Sánchez ha pedido "lealtad" a Pablo Casado y Albert Rivera (la "misma", ha dicho, que él tuvo el año pasado en las negociaciones sobre el 155 con el Gobierno de Mariano Rajoy), y también ha dejado claro que no dará "un paso atrás" ante los "impulsos recentralizadores" de conservadores y naranjas. Pero el líder socialista, a diferencia de en otras ocasiones, tampoco ha defendido avances en el autogobierno. Todo lo más, ha pedido a las fuerzas políticas catalanas, y en especial a las independentistas, que "forjen un pacto que represente a los tres quintos del Parlament necesarios para reformar el Estatut".

COMPARACIÓN CON EL 'BREXIT'

La comparecencia de este miércoles tenía dos asuntos a tratar, la crisis territorial en Cataluña y el 'brexit'. En principio distintos, pero según Sánchez tienen mucho en común. Ambos, ha dicho el presidente del Gobierno, ponen de manifiesto la "necesidad de fortalecer nuestro proyecto común".

Porque el independentismo catalán, ha continuado, "socava el proyecto europeo a fuerza de socavar el proyecto colectivo de España". El líder socialista ha trazado más paralelismos: la salida de Gran Bretaña de la UE y el desafío en Cataluña son "contrarios al signo de los tiempos", discurren a través de "vías paralelas" y "retóricas similares", construyendo una "ensoñación" que provoca "frustración" y primando las "emociones viscerales frente a la razón".

"Tengo dos certezas respecto a Cataluña. Lo que está en juego es la convivencia, no en la independencia. El independentismo va contra la historia y no cuenta con la mayoría social de catalanes. Y segundo: la solución exige tiempo, diálogo y lealtad", ha concluido el presidente.