El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha defendido el viaje de Albert Rivera a Venezuela y ha subrayado que si alguien colocó la política venezolana en primer plano en España fueron los dirigentes de Podemos Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero, bien con la "financiación" de su fundación bien con sus vídeos laudatorios "al régimen de (Hugo) Chavez y (Nicolás) Maduro" que son fáciles de encontrar en las redes. Tras explicar que se ha mensajeado en las últimas horas con el líder de Ciudadanos para desearle "suerte y buen hacer"en su visita a Caracas, se ha extrañado de que Podemos se pregunte por qué ahora se habla tanto de Venezuela en vez de dar "explicaciones" sobre cómo se han financiado o su falta de apoyo, ha dicho, a la oposición al Gobierno de Maduro.

"De lo que tienen que hablar es de cómo es posible que (Iglesias) defienda a Arnaldo Otegi como preso político y se niegue a condenar la prisión de los presos políticos en Venezuela, como ocurrió ya en esta legislatura fallida. Los españoles merecen saberlo y saber que la política venezolana llegó de la mano de Iglesias y de Monedero", ha agregado en Antena 3.

Sánchez, como ya ha hecho en los últimos días, se ha mostrado especialmente duro con los podemistas y su decisión de sumar fuerzas con Izquierda Unida, algo que a su entender han hecho para intentar camuflar la bajada de voto que cree que tendrán respecto a las elecciones del 20 de diciembre. En este contexto, ha añadido que tanto Iglesias como su "mentor", el veterano Julio Anguita,son totalmente contrarios a que haya un presidente socialista en La Moncloa, recordando los tiempos de la supuesta "pinza" del exjefe de IU con el expresidente del PP José María Aznar frente a Felipe González.

En cualquier caso ha reiterado que si el PSOE obtiene un buen resultado el 26 de junio sabrá ser "generoso" y buscará de nuevo alianzas con las fuerzas del cambio, de las que no excluye ni a Podemos ni a Ciudadanos. El objetivo, ha insistido, sigue siendo sacar del poder a Mariano Rajoy y un PP instalado en "la corrupción" y en "la mentira", aludiendo con este último vocablo a la carta que el jefe del Ejecutivo en funciones ha remitido a las autoridades europeas prometiendo nuevas reformas para ajustar el déficit cuando públicamente dice que no habrá recortes y que bajará los impuestos.