Para definir el momento por el que pasan los críticos con Pedro Sánchez, la desgana con la que encaran el congreso en el que el secretario general tomará este fin de semana todo el control del PSOE, un estrecho colaborador se detiene en lo ocurrido en Sevilla. En esa provincia, a diferencia de en el resto de España salvo Andalucía, la mayoría de los delegados que participan en el cónclave apoyó a Susana Díaz. Uno de ellos anunció hace solo unos días que no podía acudir a la cita, así que la lista corrió y la organización preguntó al siguiente, también partidario de la presidenta de la Junta. Dijo que no quería ir. La dinámica se repitió otras seis veces, hasta que le tocó el turno a un militante defensor de Sánchez. Ya se había hecho a la idea de que no iba a participar en el congreso, pero cuando le explicaron que podía hacerlo ante la incomparecencia de quienes habían quedado por delante de él, dijo que iría, por supuesto.

“No es que los críticos hagan huelga de brazos caídos, es que vienen arrastrando los pies”, resume el colaborador de Sánchez.

SIN SORPRESAS

La palabra más utilizada este sábado para definir el congreso del PSOE, tanto por quienes apoyan al secretario general como por los que no, es “raro”. No hay precedentes de una cita de este tipo en el partido. Los cónclaves socialistas solían estar repletos de emociones fuertes, desde la elección del líder a la conformación de su ejecutiva, pasando por la votación del proyecto, pero esta vez todo viene dado. Sánchez fue nombrado secretario general tras las primarias de mayo, y la diferencia con sus oponentes fue tan clara (10 puntos más que Díaz, 40 más que Patxi López), que puede hacer casi lo que quiera.

A la hora de nombrar a sus colaboradores en la dirección, Sánchez no ha buscado integrar las distintas sensibilidades, sino rodearse de dirigentes que le han apoyado en todo este trayecto: de Adriana Lastra como vicesecretaria general a Cristina Narbona como presidenta del partido, pasando por José Luis Ábalos en la Secretaría de Organización. Entre los puestos relevantes de la ejecutiva, solo López, que se encargará de la Política Federal, un ámbito que incluye las relaciones con Catalunya, no formó parte del equipo original del secretario general.

El nuevo proyecto tampoco suscitó apenas debate, ya que la elección de los cerca de mil delegados que lo votaron se llevó a cabo siguiendo las proporciones de los resultados de las primarias. Poco más de la mitad eran partidarios de Sánchez, el 40% de Díaz y el 10% restante de López. El nuevo líder logró aprobar todas sus medidas, incluso las más polémicas, como el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado y la necesidad de que voten las basespara destituir al secretario general.

DUDAS PRESENTES

A los principales líderes territoriales (todos los presidentes autonómicos salvo la balear Francina Armengol) Sánchez les sigue suscitando múltiples interrogantes. Dudan de la capacidad de la nueva ejecutiva, creen que el secretario general está construyendo un PSOE a su medida y no comparten su apuesta territorial. Pero renunciaron a plantear batalla, algo que se vio en la votación sobre la reforma de la Constitución, que aboga por “perfeccionar el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado”. Dentro de la comisión política, se planteó una enmienda que pretendía retirar esta frase. Solo cosechó 41 votos frente a 165: el PSOE llegó más lejos que nunca hasta ahora en este materia.

“Por supuesto que no estamos de acuerdo, pero no tenía sentido librar una guerra que sabíamos perdida de antemano”, explicaron en el entorno del presidente castellano-manchego, Emiliano García-Page.

EL VÍDEO DE GONZÁLEZ

Ante esta ausencia de debate y de novedades, casi todo fueronimágenes. Revelaron que Sánchez todavía debe hacer mucho por unir al PSOE. El ambiente fue frío. Felipe González faltó por vez primera a un congreso del partido, pero desde Colombia, donde se encuentra “verificando acuerdos de paz”, envío un vídeo de un minuto. Con gesto muy serio, el expresidente deseó a Sánchez, al que no citó por su nombre, “que tenga la mayor capacidad de acierto y una estrategia que nos devuelva a ser la primera fuerza política”.José Luis Rodríguez Zapatero sí estuvo en la apertura, y se abrazó con rapidez al líder, pero no asistirá al discurso que este domingo pronunciará Sánchez ante unos 8.000 militantes. Tampoco Díaz. La presidenta de la Junta viajará a Paris, donde participará al día siguiente en la Feria Internacional de la Aeronáutica.