Pedro Sánchez lleva semanas apelando a la «responsabilidad» del PP como «partido de Estado», lo cual, en el fondo, es una manera de llamarle irresponsable. El PSOE insistirá en este mensaje en los próximos días, sobre todo a raíz de la cita que el presidente en funciones mantendrá hoy en el Congreso con el líder de los conservadores, Pablo Casado, en el comienzo de una semana que le llevará a reunirse también con la portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas, y a contactar por teléfono con todos los presidentes autonómicos, incluido Quim Torra. El encuentro con el líder del PP pretende trasladar una imagen de normalidad institucional, pero sobre todo busca, admiten fuentes socialistas, cargar de razones a Sánchez para continuar con la negociación con ERC.

La abstención de los republicanos resulta imprescindible para la investidura, a menos que el PP se abra a participar en ella, algo que Casado se encarga de rechazar a diario. El pasado sábado advirtió al presidente en funciones de que no puede esperar nada de él, porque los conservadores son «la alternativa para acabar con la deriva nacionalista y anticonstitucional del socialismo».

LAMBÁN Y GARCÍA-PAGE / Sánchez espera que la cita apuntale la tesis de que no le queda otra que acudir al partido de Oriol Junqueras. El mensaje tiene una enorme importancia dentro del PSOE, donde los presidentes de Aragón y Castilla-la Mancha, Javier Lambán y Emiliano García-Page, han cargado contra la posibilidad de que el Ejecutivo dependa de ERC.

Fuentes de la dirección del PSOE insisten en que la visión de Lambán y García-Page es minoritaria dentro del partido, pero al mismo tiempo admiten cierta preocupación, y anticipan que la cita con Casado servirá para rebajar el malestar, además de para mostrar que Sánchez «no es un sectario», porque quiere ofrecer al PP pactos de Estado sobre pensiones y financiación.

Casado llega a la cita preocupado porque le vean como un dirigente que se ha desentendido de la gobernabilidad y no ha ofrecido ayuda a Sánchez para que explore opciones que le impidan acudir a los republicanos. Hasta ahora, las fórmulas que el líder conservador ha puesto sobre la mesa afectan a Ciudadanos, al que le reclama la abstención, y a la coalición Navarra Suma, con la que los populares, naranjas y UPN se presentaron en esa comunidad. Pero no ha ofrecido a ninguno de sus 89 diputados para que el candidato del PSOE pueda sacar adelante su investidura. Con la abstención técnica de una parte de la bancada popular, Sánchez podría revalidar su presidencia.

En el encuentro, Casado, según fuentes de la dirección, transmitirá al jefe del Ejecutivo su oferta: podrá contar con el PP en asuntos clave, pero no para su reelección. Igual de interesante será la conversación que Sánchez tendrá mañana con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, quien defiende la abstención del PP para evitar que Podemos gobierne con el PSOE y que ERC tenga influencia. La propuesta no ha sido secundada por Casado. En la cúpula de Génova se ha justificado esa diferencia de opinión y también la de Cayetana Álvarez de Toledo, que aboga por un Gobierno de PSOE, PP y Ciudadanos.

Tras Casado, será el turno de Arrimadas. La dirigente naranja también es partidaria de hacer un Ejecutivo de los llamados partidos constitucionalistas.