No se veían a solas desde hace seis meses. Pese a la pandemia y la grave situación económica y social, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Pablo Casado, no se reunían cara a cara desde el 17 de febrero. La última vez que hablaron, por videoconferencia, fue el 4 de mayo. Hoy los dos están manteniendo un encuentro en la Moncloa, en el que Sánchez pedirá a Casado que participe en la elaboración de los Presupuestos y en la renovación de los órganos constitucionales (Consejo General del Poder Judicial, Tribunal Constitucional, Defensor del Pueblo, RTVE...), dos reclamaciones en las que parece difícil lograr un entendimiento.

El clima es de desconfianza. Casado considera que es imposible poder llegar a ningún acuerdo con un Ejecutivo que tiene en su seno a Podemos y, en la Moncloa, pese a tender la mano a todos los partidos para los Presupuestos, creen que el PP no está siendo leal con el Estado durante esta crisis sanitaria por atacar la gestión del Gobierno y dificultar la aprobación de las prórrogas del estado de alarma. Por su parte, Casado lamenta las críticas de Sánchez al Gobierno regional de Madrid, donde están aumentando los contagios en las últimas semanas, y las considera una muestra de que, realmente, el PSOE no quiere entenderse con el PP.

Esta tarde, Arrimadas

Casado ha llegado a la Moncloa puntual, a las diez de la mañana. Sánchez, con mascarilla al igual que el jefe de la oposición, le ha esperado en las escaleras del edificio y ambos se han saludado con el codo, para reducir el riesgo de contagio. El líder del PP ha sido el primero en pasar por la sede de Gobierno en una ronda que seguirá esta tarde con Inés Arrimadas. La presidenta de Ciudadanos llegará con una estrategia totalmente diferente a la de Casado. Arrimadas quiere participar en la confección de los Presupuestos para reducir la influencia de Podemos y tratar de evitar que Sánchez necesite a ERC para sacarlos adelante. Los 10 escaños de Ciudadanos son claves en esta suma y el Ejecutivo es partidario de intentarlo ya que no cree que los republicanos catalanes sean unos buenos compañeros de viaje en este tema por las elecciones catalanas (todavía sin fecha).

Sánchez asegura que quiere unas cuentas de 2021 "progresistas", pero no "excluyentes", por lo que está dispuesto a hacer a algunos guiños a Ciudadanos para atraérselos. Una de esos gestos sería aparcar la subida fiscal, que estaba incluida en el programa de la coalición PSOE-Podemos.

Mañana pasarán por la Moncloa, entre otros, los representantes del PNV y ERC.