Miquel Iceta, primer secretario del PSC, pidió este lunes a Pedro Sánchez, durante el comité federal de los socialistas, que en el pleno de investidura que comienza este martes y acaba el viernes “se produzca una oferta de diálogo, negociación y pacto” hacia Cataluña. El candidato del PSOE tiene pensado un gesto de este tipo. Sánchez, según fuentes de su entorno, quiere dedicar una parte importante de su discurso en el Congreso al conflicto territorial: señalando que es precisamente “diálogo” lo que ha faltado en estos últimos años en las relaciones entre el Gobierno central y la Generalitat, deteniéndose en el “desencuentro” de una parte de la sociedad catalana y reconociendo que hay “razones” para ese sentimiento.

No se quedará ahí. Dirá que esta situación puede cambiar, siempre dentro de la Constitución, y que si él llega a la Moncloa, algo que parece difícil que se produzca esta semana ya que solo cuenta con el voto a favor de Ciudadanos y el rechazo de Podemos y el PP, defenderá un “nuevo entendimiento” entre los catalanes y el resto de españoles.

Sánchez, continúan sus colaboradores, lanzará varias ofertas. Por un lado, reactivar la comisión bilateral Estado-Generalitat, que no se reúne desde julio del 2011, y estudiar las 23 propuestas que Artur Mas entregó a Mariano Rajoy en el 2014 y quedaron sin contestación. Por otro, atender a reivindicaciones del Govern como una mejor financiación de la ley de dependencia, el incremento del presupuesto para políticas activas de empleo, la derogación de la reforma local y la LOMCE y la recuperación de los fondos para el programa de desarrollo rural. Y por último, la reforma de la Constitución, asunto al que los socialistas dedicaron páginas de su programa electoral y que apenas aparece en su pacto con Ciudadanos, un partido que Iceta acusó durante la cumbre socialista (dos días después de la consulta a la militancia sobre el acuerdo con Albert Rivera, que en Cataluña contó con una participación del 31%, 20 puntos por debajo de la media española) de basarse en el “anticatalanismo primario”.

UN MOVIMIENTO IMPROBABLE

Al PSOE, mientras tanto, continúan sin salirle las cuentas: solo suma 130 diputados, los suyos y los de Ciudadanos, y sabía que lo tenía muy difícil para que Podemos se moviera a corto plazo de su anunciado voto en contra al apoyo o abstención a la investidura Sánchez. Pero quería intentarlo, o al menos dar la imagen de que lo ha intentado. “Vamos a proponer a todas las fuerzas de izquierdas un acuerdo que va a ser coherente con el que hemos firmado con Ciudadanos y que va a ser valiente, en el sentido de que va a ir mucho más allá en aquellas acciones y políticas de izquierda que merecen los españoles”, anunció Sánchez en su breve intervención ante el comité federal.

De las dos virtudes que el candidato otorgó a su propuesta, coherencia y valentía, los destinatarios de la iniciativa solo suscribieron la primera. El PSOE tiene un margen de maniobra estrecho tras su pacto con Ciudadanos; cualquier oferta a otros grupos debe ser compatible con el documento firmado con Rivera. Así que los socialistas enviaron escritos distintos a Podemos, En Comú Podem, Compromís, En Marea e IU, que básicamente se limitan a reproducir, con algún cambio menor, sobre todo semántico, y obviando medidas polémicas (como la eliminación de las diputaciones y el contrato laboral “estable y progresivo”), el contenido de la alianza con el partido naranja.

LAS INICIATIVAS

A Podemos, el PSOE le ofreció publicar la identidad de los defraudadores de más de 30.000 euros. A En Marea, medidas de protección del sector pesquero. A IU, derogar, en lugar de revisar, como ponía en el acuerdo con Ciudadanos, los artículos de la controvertida ‘ley mordaza’ que han sido recurridos ante el Tribunal Constitucional. A Compromís, tomar en cuenta el aumento en los últimos años de la deuda valenciana a través del FLA. Y a En Comú Podem, aprobar una norma que “defienda y promueva en toda España todas las lenguas como patrimonio cultural”, cumplir con “los compromisos presupuestarios del Estado recogidos en el Estatut” y una revisión de los objetivos de déficit de Cataluña, al igual que del resto de autonomías. No hay ninguna mención al federalismo.

“Gracias por la propina, pero igual antes vale la pena pagar la cena”, dijo el portavoz de la coalición catalana, Xavier Domènech, que tachó la oferta de “claramente insuficiente”. “Esto no es serio”, escribió en Twitter el líder de Podemos, Pablo Iglesias, un mensaje que Sánchez contestó así: “No es serio que siga Rajoy”. No parece el mejor ambiente para negociar, y tanto IU como Compromís anunciaron también que no se movían de su rechazo a la investidura del candidato socialista. Ciudadanos, por su parte, aseguró que no veía incompatibilidades entre su acuerdo y el ofrecido a las fuerzas de izquierda.

Los socialistas albergaban pocas esperanzas de que Podemos y el resto cambiaran de actitud. “Teníamos que intentarlo”, señalan fuentes de la ejecutiva, que dan por casi seguro que deberán volver a conversar con Iglesias tras la segunda votación de la investidura de Sánchez, el viernes. En la primera, el miércoles, se requiere mayoría absoluta; en la segunda mayoría simple. Tendrán dos meses para intentar llegar a un acuerdo, antes de la convocatoria de elecciones, tiempo en el que insistirán en que estar en contra de Sánchez implica ir de la mano del PP. “Esindultar políticamente a Rajoy”, dijo su portavoz parlamentario,Antonio Hernando.