El pasado martes, durante la rueda de prensa en la que admitió que no iba a conseguir, al menos por el momento, lo que en alguna ocasión había llamado su “sueño” (ser presidente del Gobierno) al carecer del apoyo de Podemos, Pedro Sánchez anunció que quería dejar casi todo intacto cara a los comicios del próximo 26 de junio. Mismo programa electoral, mismas listas que el 20 de diciembre. El miércoles, la ejecutiva del PSOE oficializó el esquema. Pero entre ese mismo día por la noche y este jueves se han abierto dos importantes grietas: a la retirada de Carme Chacón como cabeza de lista del PSC, adelantada por EL PERIÓDICO, se sumó la de Irene Lozano, antiguo azote del bipartidismo, exdiputada de UPD (partido que intentó liderar sin éxito) y con mucho el fichaje más polémico de Sánchez.

“En este momento mi intención es involucrarme en proyectos profesionales que por un tiempo exigirán mi dedicación completa. Hacer política en el PSOE ha sido para mí una experiencia única y un aprendizaje que forma parte ya de mi bagaje vital”, explicó en un comunicado Lozano, que nunca encajó del todo en las filas socialistas.

Su inclusión en octubre como independiente ocupando el número 4 de la lista de Madrid, la más simbólica e importante de todas al encabezarla el propio secretario general, desató una tormenta interna cuyos efectos aún se perciben. Las federaciones más importantes del partido (sobre todo la andaluza, pero también la extremeña y la asturiana, entre otras) no entendieron la apuesta de Sánchez, que con este movimiento contribuyó a alejarse aún más de los principales barones. El secretario de Organización del PSOE andaluz, Juan Cornejo, llegó incluso a ausentarse durante una votación previa de las listas. Su federación no iba a “avalar a una persona que ha insultado a los andaluces y a miles de votantes del PSOE”, dijo entonces. En su memoria estaban declaraciones de Lozano en las que acusaba a los socialistas andaluces de crear una“dictadura perfecta” al estilo del PRI mexicano.

La salida de la exdirigente de UPD deja una vacante en Madrid, a la que se puede sumar la de la catalana Meritxell Batet, que en un gesto sin precedentes fue la número dos de Sánchez en las últimas generales, si, como parece probable, vuelve a Cataluña para encabezar las listas del PSC tras la marcha de Chacón.

LAS SUSTITUCIONES

Son movimientos que podrían beneficiar a Eduardo Madina. Rival de Sánchez en el último congreso del PSOE (donde obtuvo el 36% de los votos de los militantes frente al 49% del actual secretario general), el dirigente vasco fue en diciembre de número siete por Madrid, pero los socialistas solo obtuvieron seis diputados en esa circunscripción, quedando por detrás del PP, Podemos y Ciudadanos. Madina sigue siendo uno de los referentes de un partido que anda escaso de este tipo de figuras y mantiene su tirón dentro de la izquierda en un momento en el que los socialistas han estrechado su espacio político a raíz del pacto con Albert Rivera. Solo que en el PSOE, a diferencia del PSC, las listas son ‘cremallera’, donde tienen que alternarse consecutivamente hombres y mujeres. Las plazas de Lozano y Batet deberían ser ocupadas por candidatas. La dirigente que suena con más fuerza es Luz Rodríguez, exsecretaria de Estado de Empleo, quien en la última cita con las urnas se desplazó hasta Guadalajara para, precisamente, hacerle un hueco a quien fue mano derecha de Rosa Díez en UPD.

Horas antes del paso atrás de Lozano, Sánchez dijo en la Ser que quería seguir contando con ella, y que el número siete por Madrid era“muy digno” para Madina. Susana Díaz, la presidenta de Andalucía, a quienes cada vez más mandos socialistas ven como el más seguro reemplazo del actual líder si este no consigue llegar a la Moncloa tras las elecciones del 26-J, no comparte esta opinión. El partido “no puede prescindir del talento y la capacidad” de Madina, una persona “querida, reconocida y valorada en el PSOE y en el conjunto del país”, alguien que es “un lujo y una garantía”, dijo este jueves Díaz, que en el último año y medio ha reconstruido los puentes con el exdiputado después de apoyar a Sánchez en la última contienda interna, una decisión de la que ahora, según su entorno, se arrepiente.

Fuentes cercanas a Madina, mientras tanto, explicaron a este diario que este “aún no ha pensado” si concurrir o no en los cercanos comicios. Su alejamiento de Sánchez es absoluto.