Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ya han comenzado los contactos "discretos", según la terminología del líder de Podemos, para explorar la investidura del secretario general del PSOE. Ambos dirigentes se vieron este lunes en la Moncloa, dando paso a esta nueva etapa en la que buscan avanzar en el llamado "gobierno de cooperación", que para los morados implica una coalición y para los socialistas no. El encuentro se saldó sin avances, al insistir los morados en esta exigencia, tal y como ha confirmado José Luis Ábalos.

La reunión, avanzada por eldiario.es y confirmada por EL PERIÓDICO, supone la tercera vez que Sánchez e Iglesias se han reunido desde las elecciones del pasado 28 de abril. La primera fue a principios de mayo. En ella, los líderes del PSOE y Podemos coincidieron en que tenían que buscar un pacto para la próxima legislatura y pusieron las bases para que la Mesa del Congreso, órgano fundamental para la tramitación legislativa, tuviera mayoría progresista, cosa que acabó sucediendo. La segunda fue la semana pasada, después de que el presidente en funciones aceptara el encargo del Rey de intentar su reelección en una investidura que, según los cálculos socialistas, tendrá lugar a mediados de julio.

UNA EXPRESIÓN VAGA

Poco salió de esa cita, más allá de que Sánchez e Iglesias consensuaron el término "Gobierno de cooperación". Para los morados, la vaga expresión implica una coalición como la que reclaman, con miembros de Podemos sentados en el Consejo de Ministros. Los socialistas, reacios a compartir el Ejecutivo, lo niegan, pero al mismo tiempo evitan concretar qué significa para ellos esa "cooperación".

"Un Gobierno cooperativo no tiene por qué ser en absoluto una coalición. Cooperar, colaborar, no significa coalición", señaló este lunes el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos. El número tres de los socialistas, integrante del núcleo duro de Sánchez, también señaló que elegir entre un Ejecutivo con Podemos o la repetición de elecciones supondría optar entre "susto o muerte". Los socialistas aseguran que llevarán hasta el final su apuesta por un Gobierno monocolor, en el que, como mucho, podría haber figuras independientes cercanas a los morados.