Haciendo gala una vez más de su contrastada capacidad de resistir las presiones internas, Pedro Sánchez está decidido a que los barones críticos no le tuerzan el brazo. Pese a las advertencias de Susana Díaz, mandataria autonómica, de que “no se puede gobernar” con los 85 diputados logrados por el PSOE el pasado 26 de junio (el peor resultado de la historia del partido), el secretario general insistirá en forjar una mayoría alternativa al PP, según fuentes de su entorno. “Nosotros leemos y escuchamos los mensajes de los barones críticos. Pero intentamos pasar totalmente”, señala un miembro de la dirección socialista.

Si tras las elecciones de diciembre, Sánchez buscó el apoyo de Ciudadanos y la abstención de Podemos (logrando la primera meta pero no la segunda), el enfoque en esta ocasión pasa por conseguir el ‘sí’ de Pablo Iglesias y la abstención de Albert Rivera, algo que se prevé casi imposible debido a que ambos dirigentes se consideran incompatibles. Los colaboradores del líder socialista admiten la dificultad del empeño, pero señalan que su obligación es intentarlo, subrayando que nunca, en ningún caso, se han planteado la posibilidad de forjar otro tipo de mayoría con el partido morado, los nacionalistas vascos y el independentismo catalán.

“Vamos a cumplir la resolución del comité federal a rajatabla”, explican en el entorno de Sánchez, en referencia al documento que los socialistas aprobaron tras las generales de diciembre. En él se comprometen a no facilitar la continuidad del PP en el poder y a no aliarse con quienes defienden “la autodeterminación". La situación política ha cambiado desde que el texto salió adelante (los populares tienen ahora 14 escaños más que entonces y los socialistas cinco menos), pero este continúa en vigor, y a él se agarra Sánchez tanto para justificar su rechazo a la investidura de Rajoy y su intento de alcanzar el poder.

LA “RATONERA”

La empresa suscita enormes recelos en el sector crítico, representado, entre otros, por todos los presidentes autonómicos socialistas salvo la balear Francina Armengol: de la andaluza Díaz al valenciano Ximo Puig, pasando por el extremeño Guillermo Fernández Vara y el castellano-manchego Emiliano García-Page. Estos líderes territoriales anticipan que el intento de Sánchez está abocado al fracaso y conducirá a una “ratonera” de la que solo se pueda salir con una nueva cita electoral en la que el PP vuelva a fortalecerse. En los últimos días, en un nuevo ejemplo de la enorme desconfianza que les suscita su secretario general, se ha extendido el temor de que Sánchez busque un pacto con ERC y el Partit Demòcrata Català, pese a que su propia resolución se lo prohíbe. “Si alguien está intentando llevar a tal extremo la situación política en España como para terminar haciendo depender la estabilidad del país de quienes quieren acabar con él, estará traicionando los valores y las señas de identidad del PSOE”, advirtió Page el pasado jueves.

Las palabras del dirigente castellano-manchego culminaron unaescalada del sector crítico gestada durante los días anteriores, en una semana en la que los socialistas también han lidiado con lapetición de seis años de cárcel para el expresidente andaluz,José Antonio Griñán, por el 'caso ERE'. Todo empezó con unas declaraciones de Fernández Vara en las que abogaba por celebrar cuanto antes un comité federal para debatir los pasos a dar. El presidente autonómico también reveló que llevaba “dos meses” sin hablar con Sánchez, mostrando así la enorme brecha existente en el partido, más dividido que nunca en los últimos tiempos. El extremeño comenzó a recibir todo tipo de ataques en las redes. Los críticos consideran que se trató de una maniobra orquestada por la dirección del partido, o que al menos esta no hizo nada para detenerla (algo que Ferraz niega), así que el miércoles salieron en tromba a defender a Vara y a atacar implícitamente a Sánchez. Antiguos adversarios como Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón se unieron para elogiar a Vara y defender la necesidad de debate, junto aEduardo Madina, Elena Valenciano y la propia Díaz, quien también argumentó que “no se puede gobernar con 85 diputados”.

LA SALIDA DE RAJOY

El movimiento, que enojó a una dirección del partido que critica la oportunidad de una tormenta de este tipo en plena campaña para los comicios vascos y gallegos del 25 de septiembre, fue un día después respaldado por Page, Puig y el presidente de Aragón, Javier Lambán. Estos dos últimos reclamaron también un “movimiento de verdad” al PP, en referencia a la salida de Rajoy para facilitar la abstención socialista, considerada como “el menos malo de todos los males”.

Pero el debate quedará en suspenso hasta los comicios de la semana que viene, cuyos resultados pueden precipitar el verdadero choque interno. Si son malos para el PSOE, como anticipan las encuestas, los críticos se plantean reclamar la dimisión de Sánchez, quien hasta ahora no ha dado ninguna muestra de querer dar ese paso. Las fórmulas barajadas son diversas, van desde una votación de censura en la ejecutiva hasta otra en el comité federal, órganos donde ambos bandos aseguran ser mayoría. En lo que único que se ponen de acuerdo estas facciones es en considerar que la hipótesis más probable, ahora mismo, consiste en unos terceros comicios.