Pedro Sánchez nunca lo ha tenido fácil, y menos como presidente del Gobierno, pero el escenario que se le abre a corto plazo al líder socialista es uno de los más complicados a los que ha tenido que hacer frente en su trayectoria política. Sus socios preferentes, Unidos Podemos, se encuentran inmersos en la crisis interna más virulenta desde su nacimiento. Los grupos independentistas en los que quiere apoyarse para los presupuestos siguen negando su respaldo y calientan motores cara al inminente juicio en el Tribunal Supremo a los líderes del procés. El PP y Ciudadanos cargan contra todas sus iniciativas, las domésticas y las internacionales, desde la gestión del conflicto del taxi a su política de diálogo con la Generalitat, pasando por la situación en Venezuela.

La primera plasmación de este asedio al presidente, que insiste en que los presupuestos saldrán finalmente aprobados y él podrá culminar la legislatura, tendrá lugar hoy. A las diez de la mañana se reúne la Diputación Permanente, el órgano que ejerce las funciones del pleno del Congreso en los meses inhábiles. Allí se votarán las 39 peticiones que ha registrado la oposición para que comparezcan Pedro Sánchez y 13 de sus 17 ministros.

‘BREXIT’ Y «CESIONES» A TORRA / La mayor parte de las solicitudes vienen del PP, pero también las hay del resto de grupos. Los conservadores quieren que el jefe del Ejecutivo explique sus planes para un brexit sin acuerdo, así como las supuestas «cesiones» que acordó con el president Quim Torra el pasado diciembre en Barcelona. Esta petición es similar a la que se plasmó en el Senado el pasado jueves, cuando los populares mantuvieron el Pleno para abordar la política territorial del presidente pese a que este se encontraba en el Foro Económico de Davos. El PP no cuenta con mayoría absoluta en el Congreso, pero los debates sobre la crisis independentista suponen un asunto incómodo para el PSOE, y en especial para sus principales barones, que temen perder el poder autonómico en los comicios del próximo 26 de mayo.

El resto de peticiones son de orden más técnico. El ministro más reclamado es el de Fomento, José Luis Ábalos, una de las figuras de mayor peso del Ejecutivo. El PP le exige explicaciones, entre otros asuntos, por el conflicto entre taxis y VTC, el tren en Extremadura y la prohibición de zarpar desde Barcelona al Open Arms, el buque de una oenegé que se dedica al salvamento de migrantes.

EL JUICIO Y LAS CUENTAS / Los apoyos parlamentarios de Sánchez, mientras tanto, tampoco dan muestras de especial colaboración con el Gobierno. «Si no hay reconocimiento del derecho a la autodeterminación, nos quedaremos en el no a los Presupuestos», dijo el sábado Torra. Fue en la puesta de largo de la Crida de Carles Puigdemont, que provoca muchos recelos tanto en ERC como en el PDECat. Pero el discurso oficial de republicanos y posconvergentes sobre las cuentas no se aleja mucho del de Torra.

La Moncloa da por hecho que el tono del independentismo subirá varios grados en los próximos días, con el inicio del juicio al procés. Hay coincidencias temporales que le convienen muy poco al Ejecutivo. El 13 de febrero, el Congreso debatirá las enmiendas a la totalidad de los presupuestos. Esa misma semana, en principio, declararán Oriol Junqueras y los demás exconsellers. El Gobierno, aun así, confía en que el PDECat y ERC permitan la tramitación de las cuentas, sin comprometerse a dar su apoyo.

Ni siquiera el respaldo de Podemos a los Presupuestos está asegurado, pese a que Sánchez y Pablo Iglesias firmaron en octubre un pacto que sentó las bases del proyecto. El primer aviso llegó el pasado martes, cuando los morados tumbaron con su voto en contra el decreto sobre alquileres.

El desmarque se puede intensificar al calor de la batalla en el partido de Iglesias. Pero los efectos potenciales de esta crisis van más allá. Los socialistas temen que la suma que les permitió recuperar varias comunidades y ciudades importantes no se vuelva a producir. No es un horizonte sencillo para Sánchez.