Pedro Sánchez en Montauban, frente a la tumba de Manuel Azaña. Sánchez en Colliure, ante el sepulcro de Antonio Machado. Sánchez en el campo de Argelès-sur-Mer, también en el sur de Francia, una playa larga y ancha donde en 1939 cerca de 100.000 españoles fueron recluidos. «Un infierno sobre la arena», dijo el fotógrafo Robert Capa. Hoy no hay rastro de aquello. Es solo una localidad turística con chalets y bloques de apartamentos. Allí, entre gritos de un pequeño grupo de independentistas, el presidente pidió ayer «perdón» a los exiliados de la guerra civil.

«Machado y Azaña se vieron obligados a abandonar España. Uno de los mejores poetas que ha dado la literatura española de todos los tiempos y el presidente de la República. Dos personas dialogantes, cultas, creativas, pacíficas y sensatas. Es tarde, muy tarde (...) España tendría que haberles pedido perdón mucho antes por la infamia. Lo hace hoy, a deshora, pero lo hace con el orgullo de recuperarlos para siempre», dijo Sánchez.

A dos meses de las elecciones generales, la visita del jefe del Ejecutivo tiene un enorme simbolismo. No solo porque se trata de su último viaje oficial, al menos en este agitado mandato. También, sobre todo, porque lanza un mensaje «muy potente y emotivo», según su equipo. «En toda Europa suenan vientos de xenofobia. Las patrias, que durante tantas décadas habían sido espacios de encuentro, vuelven a serlo de conflicto. Las fronteras invisibles vuelven a tener muros. Los puertos no dejan atracar barcos llenos de personas enfermas y hambrientas. No podemos consentirlo. Acordémonos ahora de los cientos de miles de exiliados españoles que tuvieron que romper sus vidas por el fanatismo y la brutalidad», señaló Sánchez.

José Luis Rodríguez Zapatero visitó en el 2005 el campo de concentración nazi de Mauthausen (Austria), donde murieron 5.000 españoles. Felipe González acudió en 1992 al monumento en recuerdo de los guerrilleros situado en Prayols (Francia). «Pero no ha habido homenajes tan completos al exilio como este», explican en el entorno de Sánchez.

Tras visitar la tumba de Azaña, Sánchez acudió al minúsculo cementerio de Colliure, en el que descansan los restos de Machado. Allí le estaban esperando unos 200 independentistas, que también cargaron contra los miembros de la Fundación Antonio Machado. «¡Fascistas! ¡Nosotros somos los verdaderos republicanos!», les gritaron. Más tarde, en Argelès-sur-Mer, donde Sánchez pronunció su discurso, unas 30 personas intentaron, y lograron por momentos, boicotear el acto al grito de «¡libertad para los presos políticos!». Con cierta tensión, la policía francesa los desalojó.

A la comitiva del presidente se sumó el hispanista Ian Gibson junto a familiares de Azaña y Machado y otros representantes de la cultura como el cantautor Paco Ibáñez y la escritora Almudena Grandes. La campaña para las generales del 28 de abril gira en torno a la idea del diálogo frente a la «crispación de la derecha», con continuas menciones a una España «ejemplar» y «educada». Empezando por el nuevo lema del PSOE: La España que quieres.

LA ESPAÑA DE MACHADO / La España que quiere Sánchez es la que quería Machado, emblema de las 465.000 personas que cruzaron la frontera con Francia. «Las palabras de Machado y Azaña nunca fueron de confrontación, sino de encuentro. Y este hecho es una de las pruebas de que la Constitución de 1978 restauró los valores de la República de 1931. Puso de nuevo en marcha el corazón parado de la España moderna, audaz y abierta. Una España que nunca ha renunciado a la libertad, a pesar de los golpes, de las cadenas y de los exilios que ha tenido que sufrir a lo largo de su historia», insistió.

La figura del escritor también permite atacar a Casado y Rivera, que vienen de entenderse con la ultraderecha en Andalucía. Los candidatos del PP y Ciudadanos loaron a Machado en Twitter el viernes, aprovechando el aniversario de su fallecimiento. El PSOE tardó poco en contestar. «Los mismos que pactan con Vox y se niegan a la exhumación de Franco reivindican ahora el legado de un poeta que sufrió al dictador hasta su muerte. Qué falta de respeto a las víctimas de la dictadura y qué poca vergüenza tenéis».