El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha intervenido ante su comité general para subrayar que la prioridad de los socialistas en estos momentos debe ser evitar a toda costa que haya elecciones, teniendo en cuenta que el calendario aprieta y que ya no hay “margen para el error”, lo que supone una advertencia para propios y extraños en un momento en que cualquier mínima fractura interna o externa en cualquiera de los partidos que se van a sentar a negociar puede influir en el resultado final. Sobre los objetivos a perseguir en la nueva ronda de diálogo, ha recalcado que lo fundamental de las fuerzas del cambio debería ser por encima “de vetos y líneas rojas” el sacar a Mariano Rajoy de La Moncloa.

“El PSOE va a ir a la negociación sin líneas rojas pero con fuertes convicciones: el terminar con el Gobierno de Rajoy. Estamos dispuestos a ceder para que gane el cambio”, ha recalcado, añadiendo que urge “renovar España”, especialmente después de que se haya conocido oficialmente esta misma semana que el presidente en funciones y su ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, han “mentido” a los españoles ocultando la situación real de las cuentas públicas. “Eso debería ser un acicate para lograr el cambio, porque no podemos dejar a Rajoy al frente”, ha incidido.

Sin decir una palabra en su discurso inicial sobre el verdadero motivo por el que se había convocado este comité federal, que es el aplazamiento del congreso, sí aseveró que se necesita un PSOE fuerte y confirmó lo que avanzó el miércoles tras verse con Pablo Iglesias: que si hubiera alguna modificación importante en las próximas días en el contenido del acuerdo firmado con C’s se sometería, por segunda vez, al criterio de su militancia.

REUNIÓN CON PUIGDEMONT

A lo largo de una breve cronología que ha desarrollado ante sus compañeros de filas sobre lo que han sido los últimos 105 días desde que se celebraran las últimas elecciones, ha querido destacar entre otras cosas la fecha del 15 marzo, en que se vio con el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Según ha dicho, el de Cataluña es uno de los problemas más serios que tiene España en su haber y simplemente el hecho de poderse reunir con el responsable del Govern ya supone un avance para poder abrir “un espacio” en el que tratar de buscar una solución.

Eso sí, Sánchez ha acotado el diálogo posible en este terreno al de la reforma constitucional que defienden los socialistas, sin caer, ha dicho, en la “recentralización” por la que asegura que apuesta la vieja derecha o “el independentismo” que a su entender “subyace” tras la defensa del derecho de autodeterminación por parte de otros partidos de izquierda.

SUSANA DÍAZ E ICETA

Antes de que comenzara el comité federal, en declaraciones a la prensa, la andaluza Susana Díaz había advertido de que cualquier acuerdo al que pueda llegar el PSOE en las próximas semanas en el contexto de las negociaciones deberá ceñirse a la resolución del 28 de diciembre aprobada por su partido, a la conocida como ‘declaración de Granada’ y a lo rubricado en el pacto con Albert Rivera. O lo que es lo mismo: que no habrá ninguna cesión sobre una posible consulta y que las respuestas a la crisis territorial han de ceñirse a la reforma constitucional, sin más.

También sobre este asunto se había pronunciado el responsable del PSC, Miquel Iceta, quien se ha esforzado por quitarle trascendencia al diálogo que él mismo ha emprendido con el portavoz de En Comù Podem, Xavier Domènech, apuntando que cualquier medida que ellos puedan terminar recomendando ha de entenderse únicamente como una contribución que, en cualquier caso, después tendría que tener el visto bueno de los tres partidos (también de Ciudadanos) que se van a sentar en la mesa de negociación de Madrid.

De hecho, para Iceta no es conveniente mezclar en demasía las negociaciones con “la solución a un problema tan profundo”, pese a admitir que el tener un gobierno abierto al diálogo sería ya “un paso de gigante” para afrontar la cuestión.