El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha propuesto hoy la creación de dos nuevos impuestos: uno que grave las transacciones financieras y otro extraordinario sobre la banca, para que sostenga el sistema público de pensiones.

Sánchez ha argumentado que, si los españoles evitaron la caída de los bancos durante la crisis "con el sudor de su frente", es "justo" que ahora los bancos les ayuden a garantizar sus pensiones.

El líder socialista ha recordado, en un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum, que estos gravámenes son exigencias de la UE y el FMI y que ya los han puesto en marcha los gobiernos de Gran Bretaña y Francia.

Según sus cálculos, cada uno de los nuevos impuestos serviría para recaudar entre 800 y 1.000 millones de euros anuales, lo que ha comparado con los 77.000 euros que costó a los españoles evitar el rescate del sector bancario.

En su conferencia, Sánchez ha explicado que en 2018 su trabajo será, entre enero y mayo, tejer con colectivos sociales "diez acuerdos de país", para después llevarlos al parlamento e intentar conseguir el consenso necesario para aprobarlos entre junio y diciembre.

Para ello utilizará -ha dicho- el liderazgo de gobiernos autonómicos y municipales y su filosofía quedará reflejada en los "presupuestos alternativos" que el grupo socialista presentará a principios de febrero, ya que "no hay opción a apoyar los presupuestos del tándem Rajoy-Rivera", ha reiterado.

Dichos acuerdos girarían en torno a las pensiones, la educación, la ciencia y la industria, el agua, la creación de un ingreso mínimo vital, el trabajo digno, el rescate a los jóvenes, la igualdad de género, una nueva financiación autonómica y local y la reforma constitucional.

Sánchez, que ha aprovechado para pedir a los partidos nacionalistas que se incorporen a la comisión de estudio del estado autonómico que empieza mañana sus trabajos en el Congreso -con las comparecencias de los ponentes que quedan vivos-, ha demandado también a Rajoy y Rivera que "se comprometan" con ella.

Convencido de que "federalizar y no recentralizar es la solución" para la crisis territorial, ha abogado por una nueva Constitución que "sea también la Constitución del 15M".

Como viene haciendo desde el 39 Congreso del PSOE celebrado el pasado junio, el líder socialista ha subrayado que se siente "muy identificado y próximo a los votantes de Podemos" y ha asegurado que comparte con ellos la "consternación de ver cómo sus dirigentes no han defendido la soberanía nacional en la crisis de Estado" de Cataluña.

Tras observar que el "modus operandi" de Pablo Iglesias en los dos últimos años ha sido alinearse con el bloque independentista, se ha preguntado si en alguna ocasión Podemos ha considerado al PSOE su "socio preferente", como hizo él con Iglesias.

A pocos días de que se cumplan dos años del encargo que el Rey hizo a Sánchez para que intentara formar gobierno, éste ha sostenido que, si se hubiera llevado a efecto ese mandato, la política española se habría renovado en cuanto a regeneración democrática, cohesión social, recuperación económica justa, y cohesión territorial, al tiempo que ha reivindicado la "izquierda de gobierno que representa el nuevo PSOE".

A su juicio, el actual mandato del PP representa una "legislatura de oportunidades perdidas", con un gobierno que tiene un "proyecto agotado" y que está "dividido internamente a la espera de que Rajoy deshoje la margarita de su sucesión y en estado de shock por el auge de Cs"

Un auge tras las elecciones catalanas del 21D que, en su opinión, ha abierto una "guerra fría" entre el PP y el partido de Albert Rivera, que es una "guerra de poder, de reparto de escaños, que no es ideológica, porque comparten ideario cien por cien".

Ante eso, Sánchez ha presentado al PSOE como "la única esperanza de cambio en España", una vez que "la otra izquierda ha quedado desbordada por su error histórico de no defender la soberanía nacional".