El PSOE y Podemos continúan mirándose con recelo. Pese a haber tenido dos meses para pactar la coalición, de haber firmado un protocolo de no agresión y de asegurar que se han vacunado contra la descoordinación, la desconfianza sigue presente. Ayer esa suspicacia cristalizó en forma de nombramientos. La Moncloa, molesta por las filtraciones de los morados, anunció la creación de una cuarta vicepresidencia que diluye el peso de Pablo Iglesias. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, será también la portavoz gubernamental. Sustituye a Isabel Celaá y confirma tesis de que Pedro Sánchez elige a dirigentes capaces de contrarrestar el tirón mediático del jefe podemista. El domingo, el presidente comunicará al Rey la composición del nuevo Ejecutivo. El lunes tendrá lugar la toma de posesión de los miembros del gabinete y el martes se celebrará el primer Consejo de Ministros.

La tensión entre los socios de la coalición se ha larvado en las últimas 48 horas. Primero, los morados anunciaron, sin esperar a Sánchez, los nombres de sus ministros y cargos intermedios, provocando un profundo malestar en el entorno del presidente. El jefe del Ejecutivo reaccionó ayer, al transmitir que no habría tres vicepresidencias, como los suyos daban por supuesto, sino cuatro: tres del PSOE y una de Podemos, que ocupará Iglesias. Toda la operación se hizo de espaldas a sus socios, que acogieron con sorpresa y enfado el nuevo nombramiento y ahora ven como el peso político de su líder en el Gobierno queda diluido. Cuantas más vicepresidencias haya, menos importancia tiene el cargo de vicepresidente.

EL RÉCORD / Al decidir que sean cuatro, Sánchez bate aquí el récord de vicepresidencias en el Gobierno central, que hasta ahora ostentaba José Luis Rodríguez Zapatero con tres. La primera de ellas será para Carmen Calvo, que revalida su puesto y se encargará, como avanzó este diario, de la memoria histórica. La segunda, para Iglesias, que coordinará la parte social. La tercera, para Nadia Calviño, que seguirá ocupándose del área económica. Y en la cuarta, como gran novedad, estará Teresa Ribera, hasta ahora titular de Transición Ecológica, que dirigirá todo lo relacionado con el medio ambiente y el reto demográfico, con un énfasis especial en la llamada España vaciada. Muy reputada en su sector, ganó fuerte peso político en los últimos meses. Fue la impulsora de acoger la COP25 en Madrid y el presidente, indican sus colaboradores, estuvo especialmente satisfecho con su actuación.

El ascenso de Ribera no solo diluirá el peso político de Iglesias porque habrá otra dirigente que ostente el mismo cargo que él, sino también por sus atribuciones. El líder de Podemos tiene a su cargo la Agenda 2030, los objetivos de la ONU para el desarrollo sostenible, pero buena parte de ellos tienen que ver con la lucha contra el cambio climático, un apartado que será competencia de Ribera. El líder morado estaba especialmente orgulloso de haber conseguido esa área y presumió de ello en conversaciones que levantaron ampollas en la Moncloa. Fuentes gubernamentes confirman a este diario que «ha sentado muy mal» no solo la filtración, sino también que haya puesto el acento en el peso exterior que tiene dicha cartera. La maniobra de Sánchez, explican las mismas fuentes, es una forma de cortar las alas que Iglesias trataba de desplegar en la esfera internacional.

El anuncio fue una decepción para los morados, que entendieron rápidamente que la creación de una cuarta vicepresidencia resta peso político a Iglesias, informa Miguel Ángel Rodríguez, aunque los dirigentes podemistas evitaron manifestar ese enfado en público. Hasta este incidente, ambos dirigentes habían demostrado su idilio en público. Durante la firma del pacto para gobernar juntos y a lo largo de sus intervenciones en el pleno de investidura, los dos manifestaron públicamente su «lealtad». «Bien está lo que bien acaba», resumió el presidente. Sin embargo, tras las declaraciones, PSOE y Podemos han mantenido la guardia en alto, conscientes de que la pugna continuará.

Otra novedad. El ministerio de Administraciones Públicas se mantiene, a pesar de que en los últimos meses se auguró que quedaría integrado en otra cartera. El área había estado en manos de Meritxell Batet, pero desde que fue elegida para presidir el Congreso, sus competencias las había asumido Luis Planas, al frente de Agricultura.

EL COSTE / Las cuatro vicepresidencias del Gobierno anunciadas supondrán que la partida destinada a sueldos pase de los 78.000 euros actuales a 312.000 euros que se abonarán cuando se ponga en marcha el Ejecutivo de coalición de PSOE y Unidas Podemos. El Estado paga un sueldo de 77.991,72 euros al año a quien ocupe la vicepresidencia del Gobierno, actualmente Carmen Calvo, lo que incluye doce mensualidades sin derecho a pagas extraordinarias. Pero esa cantidad habrá que multiplicarla ahora por cuatro en el Ejecutivo de coalición para abonar los salarios de Carmen Calvo, Nadia Calviño, Pablo Iglesias y Teresa Ribera.