Nadie se atreve a dar por hecho el acuerdo, pero el Ejecutivo empieza a ver una tímida luz al final del túnel de la gobernabilidad. Un día después de la crucial reunión entre el PSOE y ERC para abordar la abstención de los republicanos en la investidura, los socialistas se armaron de optimismo. En público y en privado, en la Moncloa y en Ferraz, todos los dirigentes trasladaron su esperanza en el pacto. Aun así, no hay nada cerrado. Los socialistas temen que las "distintas sensibilidades" dentro de ERC, su condición de partido "imprevisible" y la presión de JxCat para que vote en contra de Sánchez, con las elecciones catalanas a la vuelta de la esquina, puedan echarlo todo al traste. Y también están los tiempos. El PSOE quiere sellar el acuerdo cuanto antes, porque cree que cuanto más se dilate más difícil será, mientras los republicanos insisten en que no tienen ni prisas, ni compromisos con la gobernabilidad de España.

"No iremos a una investidura fallida", dijo este viernes la portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá. La frase tiene una doble vertiente, explicaron en la Moncloa. Por un lado, significa que Sánchez no se someterá al debate en el Congreso, previsto para mediados de diciembre, si no tiene asegurado que su coalición con Unidas Podemos contará con el apoyo del PNV y los minoritarios no independentistas, y sobre todo con la abstención de ERC, la parte más complicada de esta ecuación parlamentaria. Pero al mismo tiempo, Celaá, continuaron las mismas fuentes, quiso trasmitir los buenos augurios con los que trabaja el Gobierno.

Puede que esta actitud tenga, como sospecha ERC, algo de táctica negociadora, con los socialistas insistiendo en que todo va bien para empujar a que todo vaya bien. Pero en privado el discurso es el mismo. "Nada indica que no se pueda llegar a un acuerdo", señaló un alto cargo del Gobierno. Los socialistas catalanes comparten el diagnóstico. "El inicio de la negociación ha ido razonablemente bien. Parece que ERC quiere un pacto. Pero el final no está escrito", explicaron en la dirección del PSC.

LAS SEÑALES

Los síntomas son buenos. Ambas partes coincidieron el jueves en la necesidad de encauzar el "conflicto político" en Cataluña, tras una reunión que se repetirá el próximo martes, también en el Congreso. Si hay avances, los socialistas se plantean trasladar las conversaciones a Barcelona, como quiere la formación de Oriol Junqueras.

Los republicanos, de momento, transmiten una mayor cautela. No esconden que el primer encuentro fue bien, aunque hubo truco: se orilló toda cuestión espinosa y los negociadores no se arremangaron a debatir sobre las condiciones que exige ERC: diálogo entre gobiernos sin líneas rojas, un calendario de encuentros y garantías por escrito. "Nuestro objetivo es encontrar una solución al conflicto, no una investidura", señalan en el partido.

La número 2 extramuros de ERC, Marta Vilalta, afirmó en TV-3 que vio al PSOE "receptivo" y dispuesto a "escuchar", aunque queda "muchísimo trabajo" porque las posiciones siguen "muy alejadas". Será en la reunión del martes, se supone, cuando se empiece a tejer la necesaria complicidad. Si el PSOE califica de "imprevisible" a ERC, los republicanos no se fían de los socialistas. Y no tienen prisa. El lunes, parte de la dirección de ERC, encabezada por Pere Aragonès, se reunirá en el Congreso con los grupos republicanos en las Cortes. Será un cierre de filas en toda regla en la víspera de la cita negociadora.

TONO CONCILIADOR

El Gobierno, mientras tanto, dice ser consciente de la delicada situación de ERC. Tras unos meses donde la dureza frente al independentismo ha marcado la pauta, ahora impera el buen tono. "Es esperanzador que se estén manteniendo los puentes de diálogo", dijo Celaá. Poco antes, Josep Borrell, que deja el Ministerio de Exteriores para incorporarse a la Comisión Europea, había lamentado en Onda Cero que la investidura dependiese de ERC, un partido que se encuentra en "las antípodas del progresismo". La portavoz se desmarcó de esa tesis. "No entramos en esas calificaciones", explicó. Al mismo tiempo, la ministra evitó anunciar que acudirán al Tribunal Constitucional frente a las resoluciones aprobadas el pasado martes por el Parlament, que insistían en la autodeterminación y reprobaban de nuevo a la Monarquía. En otras ocasiones, el Gobierno anunciaba el recurso nada más producirse la votación en la Cámara catalana. Pero ahora la coyuntura es distinta.

Entre otros motivos, subrayan en el Gobierno, porque no hay alternativa a una coalición entre el PSOE y Podemos que dependa del aval de ERC. Cs ya ha dejado claro que no apoyará y el PP cada día se reafirma más en su voto en contra. "Lo mantendremos hasta el final", señaló la dirección conservadora, informa Pilar Santos. Aunque suponga llegar a terceras elecciones.