Hace poco más de un año, Pedro Sánchez lideró el reconocimiento internacional a Juan Guaidó. De dirigente opositor al régimen de Nicolás Maduro, Guaidó pasó a convertirse en presidente «encargado» de celebrar elecciones en Venezuela. Ayer, sin embargo, el jefe del Ejecutivo se limitó a llamar a Guaidó «líder de la oposición».

El cambio coincide con el giro del Gobierno de coalición del PSOE y Podemos sobre Venezuela, que quedó patente hace unas semanas, cuando Sánchez prefirió no recibir a Guaidó, de visita en Madrid. Otros mandatarios europeos, como Boris Johnson y Emmanuel Macron sí se entrevistaron con el dirigente del país caribeño durante su gira por el continente. Y todo, al mismo tiempo, coincide con la polémica sobre el reciente encuentro en Barajas del ministro de Transportes, José Luis Ábalos, con la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, quien tiene prohibida la entrada en la UE .

Pero en una materia tan sensible como la política exterior, el viraje no está claro por completo, porque el propio Ábalos, minutos más tarde, se refirió al dirigente venezolano como «presidente». Fuentes de la Moncloa evitaron corregir las palabras de Sánchez, pero sí recordaron que el jefe del Ejecutivo «ha reconocido a Guaidó como presidente encargado» del país latinoamericano. «España ha liderado la comunidad internacional en la exigencia de elecciones democráticas libres -añadieron las mismas fuentes-. El objetivo del Gobierno de España en Venezuela es democracia, paz y respeto a los derechos humanos».

La primera sesión de control al Ejecutivo en el Congreso giró en torno a Venezuela, con el encuentro entre Ábalos y Rodríguez copando la sesión. Todo comenzó con el líder de Vox, Santiago Abascal, midiéndose con Sánchez y acusando al titular de Transportes de «evitar que una dirigente de una narcodictadura fuese detenida». Pero el presidente respaldó al ministro. «Cumplió con su deber, que fue evitar una crisis diplomática», dijo el líder socialista, que incidió en la última de las varias versiones que ha ofrecido Ábalos desde que trascendió el incidente: su visita al aeropuerto madrileño evitó que Rodríguez entrase en territorio nacional.

Sánchez, acusado por la derecha de haberse «entregado» al régimen chavista, pasó a recordar unas palabras de Guaidó. «Guaidó dijo: ‘Tenemos las mejores relaciones con España’ -señaló el presidente-. Está bastante claro cuál es la posición del líder de la oposición en Venezuela».

LA TESIS DE ÁBALOS / Después llegó el turno de Ábalos frente al PP y Cs. Un día antes, un colaborador del ministro explicó que este no solo pensaba defenderse, que pasaría al ataque, pero que intentaría no caer en las «provocaciones». Salvo algún momento tenso con la portavoz de los conservadores, Cayetana Álvarez de Toledo, el titular de Transportes se ciñó al guion, limitándose a reiterar la tesis de la «crisis diplomática» y a argumentar que si la oposición se centra tanto en Venezuela es porque «España va bien».

Se escucharon continuos gritos de «¡dimisión, dimisión!» por parte de la bancada popular, pero el debate, en el fondo, fue mucho menos áspero que el de la investidura de Sánchez.

Por su parte, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero pidió ayer «contención» a la derecha -«se pueden tener visiones distintas y no insultar ni descalificar»- a la hora de hablar de Venezuela, donde confía en que se acabe imponiendo el diálogo. En declaraciones durante su visita a Barcelona, el expresidente ironizó con que Venezuela hubiera centrado gran parte de las críticas de la oposición al Gobierno en el pleno de ayer en el Congreso. «Debe estar muy bien España», terció.