Las conversaciones para la investidura salen del marasmo en el que estaban desde las elecciones generales para entrar en una fase negociadora. En este tiempo, los contactos entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han sido estériles, enrocados por la entrada o no de Unidas Podemos en el Gobierno. Ahora, 12 días de la votación en el Congreso, el candidato se mueve: no descarta una suerte de coalición, siempre que no incluya a los perfiles políticos de mayor peso de los morados, lo que dejaría fuera al jefe podemista, entre otros. En todo caso, avisan desde la Moncloa, el presidente en funciones reflexionará en las próximas horas sobre si avanza en esta propuesta o la descarta. Fuentes conocedoras de los contactos subrayan que Iglesias habría renunciado ya a la vicepresidencia, pero seguiría reclamando ser ministro. En el aire, un encuentro que los líderes se dicen dispuestos a mantener con la discreción de quienes tienen voluntad de acordar. Para Sánchez, la investidura está algo menos cuesta arriba y se prepara para echar el resto antes de vacaciones.

Hay dos movimientos que aparecen allanar el camino. Sánchez está abierto a explorar la principal demanda de Unidas Podemos, un gobierno de coalición, siempre que primero se pacte el programa político para desplegar en la legislatura. Admiten que el presidente en funciones no descarta nada si se llega antes a un acuerdo de contenidos. El jueves, el presidente ya había anunciado que estaba dispuesto a incorporar ministros de las confluencias moradas como «independientes» (Equo, En Marea, En Comú Podem, IU). El viernes esa posibilidad parecía extenderse a miembros de Podemos de perfil técnico.

En la arriesgada tarea de desencriptar los mensajes cruzados que Sánchez e Iglesias se envían, esta afirmación se interpreta como un sí a la coalición, pero. Y el pero es rocoso. Según fuentes conocedoras de los contactos, el candidato está dispuesto a integrar a miembros de las confluencias de Podemos, e incluso a dirigentes morados en el nuevo Ejecutivo, con un límite: Iglesias y su núcleo duro. El secretario general de Podemos, que arrancó las conversaciones pidiendo una vicepresidencia, habría rebajado su pretensión y estaría dispuesto ahora a votar a favor de Sánchez en la investidura de julio si la coalición le incluye como ministro, indican fuentes socialistas. Ese punto, sostienen, es el escollo para avanzar.

Admiten los socialistas que entienden la necesidad de Iglesias de exigir visibilidad en esta nueva etapa, pero fuentes conocedoras de la negociación sitúan su nombre en la línea roja. El podemista respondió a este planteamiento desde el plató de TVE. «La democracia no es que gobiernen tecnócratas», advirtió. «Esta no es una cuestión de orgullos o egos personales, es una cuestión de Estado», replicó la portavoz gubernamental, Isabel Celaá, sin nombrar a nadie y sin que nadie dudase, tampoco, de a quién se refería. En todo caso, fuentes gubernamentales matizan que el candidato sopesará este fin de semana si mantiene firme esta propuesta o no.

REUNIÓN PENDIENTE / Con los últimos movimientos, el bloqueo puede empezar a diluirse. Los dirigentes se muestran dispuestos a reunirse a partir de este mismo fin de semana. Fuentes de ambos partidos reconocen que el nombre de la dirigente de En Marea, Yolanda Díaz, fue puesto por Iglesias sobre la mesa hace semanas. La diputada gallega tiene la máxima confianza del líder podemista. Desde la prudencia, prefiere no hablar de dirigir un ministerio. «No se está hablando de nombres en las negociaciones para formar Gobierno. Lo mejor es dejar que continúe el diálogo y que se alcance un acuerdo para desbloquear la situación».