A 24 horas de que el Congreso de los Diputados debata una nueva prórroga del estado de alarma frente al coronavirus (sería la última, y de cerca de un mes), el Gobierno no tiene asegurado el éxito de su iniciativa. La Moncloa lleva días negociando con Cs y el PNV, para que vuelvan a apoyar, y con ERC y el JxCat, para que se pasen a la abstención. Pero ninguno de estos grupos se ha movido por el momento. Para acercarlos al sí, desde el Gobierno anunciaron que esta ampliación de la medida excepcional será «radicalmente diferente», porque servirá para acompañar el fin de la desescalada y porque se asentará sobre las bases de la cogobernanza.

Para evitar lo que ocurrió hace dos semanas, cuando el estado de alarma salió prorrogado gracias a las negociaciones de ultimísima hora con naranjas y nacionalistas vascos, esta vez, Pedro Sánchez ha querido preparar más el terreno. Varios ministros y miembros del gabinete de la presidencia llevan días intentando persuadir a parte de la oposición. Así, en el Ejecutivo confían en Cs y en PNV para sacar adelante la última extensión temporal de la alarma.

EL DIÁLOGO /Aunque ambos partidos continúan siendo renuentes a anunciar su apoyo --los naranjas mostraron su rechazo a avalar una prórroga que supere los 15 días y advierten sobre las consecuencias de reactivar la mesa con Cataluña--, la Moncloa cree que al final votarán a favor. Si lo hacen, la abstención de ERC ya no sería necesaria. En cualquier caso, tampoco se descarta. Fuentes del Gobierno indican que la negociación con el partido de Oriol Junqueras está «marchando bien», y los propios republicanos admiten que hay voluntad de acuerdo por parte de la alianza del PSOE y Unidas Podemos.

«La cogobernanza imperará en esta prórroga», proclamó la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, en un gesto que podría atraer los votos de nacionalistas catalanes y vascos que desde hace semanas demandan recuperar sus competencias. No obstante, la dirigente socialista rechazó de plano esta realidad: «Nunca y en ningún momento se han recabado competencias de las comunidades autónomas». Además, quiso acallar a aquellos que acusan al Gobierno de usar la alarma con fines autoritarios: «Es el instrumento más garantista desde el punto de vista democrático que tiene nuestro ordenamiento jurídico».

«Hemos elegido el camino más democrático y más garantista», dijo Calvo, presumiendo de que no había otro país que se haya sometido al control parlamentario como lo ha hecho el Ejecutivo español habiendo declarado el estado de alarma.

A la petición de los republicanos de finalizar el mando único como condición para el entendimiento, Calvo apuntó que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, seguirá teniendo competencias extraordinarias para coordinar la desescalada y, en la misma línea, el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, defendió que «las decisiones tienen que ser compartidas·.

Tras la reunión que mantuvo Sánchez con todos los líderes territoriales socialistas, el extremeño subrayó que las autonomías tendrán más capacidad de decisión durante la desescalada ya iniciada, pero que las «decisiones finales» siempre han de estar consensuadas con el Gobierno.

RECHAZO CONSERVADOR/ Del PP, en cambio, el Ejecutivo no espera nada. Los populares se abstuvieron en la última prórroga, pero su líder, Pablo Casado, dejó claro que esta vez votará en contra. Para el Gobierno, el PP, ante una crisis de la envergadura de la actual, no se está comportando como un partido de gobierno, sino que solo está pensando en sus propios intereses. Las encuestas, de momento, señalan que Casado ha ganado en apoyos en las últimas semanas, aunque sigue muy detrás de Sánchez.