Cuando renunció a su escaño, el pasado 29 de octubre, Pedro Sánchez dio la impresión de ir a por todas. Con la actitud de quien por fin se relaja tras estar sometido a una enorme tensión, el exsecretario general a punto estuvo de llorar al anunciar que abandonaba el Congreso para no tener que elegir entre abstenerse ante Mariano Rajoy o desobedecer el mandato de la nueva dirección del PSOE, pero justo después lanzó su candidatura para volver a liderar el partido. "A partir del lunes cojo mi coche para escuchar a los militantes", anunció. Han pasado dos meses y Sánchez solo se ha desplazado en un par de ocasiones, ambas para cargar contra la gestora. Sus antiguos apoyos se han disgregado en busca de una estrategia para hacer frente a Susana Díaz, presidenta andaluza y favorita para tomar el timón socialista en las primarias que tendrán lugar antes del verano.

Los críticos con la dirección provisional no tienen una hoja de rutadiseñada. Tampoco forman un colectivo homogéneo. Entre los antiguos afines al exsecretario general hay muchas sensibilidades. Están los que soltaron amarras muy pronto, caso del líder del PSC, Miquel Iceta, quien tardó poco en viajar aSevilla para reunirse con Díaz y comprometerse a ser "neutral"en la batalla orgánica. Los que se mantuvieron en un primer momento al lado de Sánchez, pero ahora consideran que la división interna que provoca su figura hace que no sea el idóneo para disputar el liderazgo, un grupo del que forma parte, por ejemplo, César Luena, exnúmero dos del partido. Y quienes siguen ahí, en el núcleo duro, como los diputados José Luis Ábalos y Adriana Lastra, organizadores de los dos actos que ha protagonizado Sánchez enValència y Asturias.

ESCASA ACTIVIDAD

Esta corriente, que defiende que no hay nadie con tanta capacidad de arrastre entre las bases como el exlíder socialista, tiene pensado mantener una reunión el próximo martes. Varios de sus integrantes temen que Sánchez, ante la división de sus antiguos colaboradores y el incierto desenlace de la carrera por reconquistar el partido, tire la toalla. "Está muy desanimado", explica un dirigente de esta facción. Pero el exsecretario general no revela nada sobre su futuro, y tampoco se plantea revitalizar su campaña a corto plazo, algo que contribuye a desmoralizar a sus fieles. "No debería haber renunciado al escaño. Y su actividad tendría que ser mucho más intensa", señala otro diputado.

Hay algo, sin embargo, en lo que coinciden la mayoría de los que defendieron a Sánchez hasta que dimitió: su antisusanismo. Casi todos señalan que intentarán que la presidenta de la Junta de Andalucía, a quien tachan de principal responsable del "golpe" que forzó la salida del exsecretario general, no alcance el mando del partido. Ante las dudas que tiene y despierta Sánchez como aspirante, muchos empiezan a explorar alternativas, y entre ellas la que más suena, por no decir la única, es Patxi López. El exlendakari avanzó su posible candidatura a comienzos de noviembre con un artículo en ‘El País’, pero su contenido no fue muy bien recibido (la conclusión más extendida fue que no aportaba nada nuevo) y desde entonces se muestra mucho menos.

LA BENDICIÓN DEL EXPRESIDENTE

Díaz, mientras tanto, continúa con su lento recorrido, pero no da ningún paso en falso. La andaluza despierta tantas filias como fobias, pero ahora son también muchos los que se han resignado, ante la presunta falta de un candidato mejor, a que ella se convierta en la próxima secretaria general. La presidenta autonómica echa siempre balones fuera cuando se le pregunta por esta posibilidad; son otros quienes le hacen la campaña. Como José Luis Rodríguez Zapatero. El expresidente del Gobierno compartió mitin con ella hace una semana en Jaén y aseguró que representaba "la fuerza del PSOE y la fuerza para ganar". Por eso, continuó, tenía todo su "apoyo".

Aquello fue una bendición en toda regla, pero hay también quien anticipa que si Díaz se presenta a las primarias forzará a Sánchez a hacer lo mismo para saldar las cuentas pendientes, en un enfrentamiento que agravaría la ya de por sí profunda herida interna. Ante este escenario, vuelve a surgir el nombre de López como posible solución.