La campaña del 21-D se disputó ayer también en el Senado. El Gobierno decidió aprovechar su mayoría absoluta en esta Cámara para solicitar la comparecencia de Soraya Sáenz de Santamaría sobre el desarrollo del 155 solo tres días antes de los comicios catalanes. Todos los grupos menos el suyo afearon a la vicepresidenta la maniobra electoralista. Y le criticaron también cara a cara sus palabras del sábado en un mitin en Gerona, cuando se jactó de que Mariano Rajoy y el PP habían «descabezado» a los partidos independentistas (en referencia al encarcelamiento de Oriol Junqueras y a la huida de Carles Puigdemont).

La mano derecha de Mariano Rajoy justificó sus declaraciones por las «licencias y concesiones» que los políticos se toman en los mítines, donde se permiten, dijo, un «tono» y un «matiz» diferentes. Santamaría repitió el polémico verbo, pero no mencionó a Rajoy y cambió el complemento indirecto: ya no son los partidos del PDECat y ERC los que han perdido a sus líderes, sino «la Generalitat». «El 155 ha descabezado a la Generalitat y, gracias a que no están ustedes en las conselleries, se hace política neutral», subrayó.

INSULTOS EN CAMPAÑA / La vicepresidenta se mostró ofendida a la par que sorprendida por la polémica y se quejó de que los soberanistas tengan «la piel mucho más fina que la lengua», porque les indigna que se diga que ERC y Junts per Catalunya «han perdido» a sus dirigentes mientras llaman «franquistas» a miembros del PP, PSOE y Ciudadanos. La vicepresidenta elevó el tono en este momento de su intervención y realizó una larga enumeración de esta y otras descalificaciones como «falangistas y neofalangistas, fachas miserables, ladrones, y psicópatas» que aseguró que los independentistas dirigen a los constitucionalistas, algo que calificó de «intolerable».

A la salida del debate no quiso hacer declaraciones a la prensa y, ante la pregunta lanzada al vuelo sobre si cambiaría sus palabras del sábado, respondió: «En absoluto».

Durante el debate, que aportó poca información nueva ya que el número dos de Administraciones Territoriales, Roberto Bermúdez de Castro, compareció en el Senado por el mismo motivo el día 4, Santamaría aprovechó las últimas noticias conocidas sobre el contenido de la agenda del exnúmero dos de Junqueras, Josep Maria Jové, para ironizar sobre el independentismo. La vicepresidenta considera que en las últimas semanas se ha demostrado que el procés era «un fake en toda regla», «un procés basado en la posverdad, en el que las falsedades no solo viajaban por la red, sino también en coche oficial». .

En su intervención inicial, Santamaría destacó que se está luchando contra las «injerencias», pero no solo las que puedan llegar desde Rusia, territorio señalado por el Ejecutivo, sino también de las de los medios de comunicación públicos catalanes.

En este contexto, la vicepresidenta declaró que se han reforzado los «sistemas de seguridad» del día de la votación y que se ha realizado ya un simulacro del proceso y se completó sin incidencias. Pero, pese a todo, anunció que el Gobierno español ha pedido a la UE que esté «atenta» ante la posibilidad de ciberataques y pueda ayudar así a «fortalecer» la democracia española. En la Moncloa existe el temor de que el caos en la noche electoral (con ataques a la web en la que se ofrecen los resultados provisionales o copias falsas de esa página) menoscabe la imagen de España.

Fuentes del Gobierno informaron de que los planes son que Juan Antonio Puigserver, responsable del Departamento de Interior tras el 155 y que habla catalán, y Enric Millo, el delegado del Ejecutivo en Cataluña, sean los encargados de dar los resultados la noche del 21-D.