La vicepresidenta ha contribuido este viernes a la estrategia de presión -tenue, sin apretar demasiado- que Mariano Rajoy emprendió hacia el PSOE tras el 26-J. Soraya Sáenz de Santamaría se ha mostrado comprensiva con que los socialistas y el resto de formaciones se tomen “un tiempo de reflexión” para madurar los resultados y fijar la posición que van a tener la investidura del presidente en funciones. Pero a renglón seguido ha pedido al PSOE “responsabilidad” y que tenga en cuenta en cuenta “los intereses generales” más que los partidistas.

Horas antes del comité federal del PSOE que puede ser clave para fijar una postura en las negociaciones, ha insistido en que España está en un “momento crucial” y todas las formaciones políticas tiene “la responsabilidad” de asumir los resultados y permitir la gobernabilidad. “Porque irse a la oposición implica también responsabilidad”, ha machacado.

Santamaría no ha querido dar pistas sobre cuándo Rajoy va a convocar a una reunión a Pedro Sánchez y, en cuanto a CDC, el único partido que junto al PSOE faltaría de ser convocado en la ronda del presidente, ha sugerido o bien que el encuentro ya se ha producido y la fuerza catalana prefiere mantenerlo en secreto o bien no ha habido reunión entre Rajoy y un representante convergente, a petición de estos.

Estas han sido sus enigmáticas palabras, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros: “Rajoy ha decidido hablar con todos los partidos" y las reuniones se producen "a gusto del consumidor", ya que "unos han decidido" que sean públicas y otros prefieren que sean "privadas". "No podemos imponerle a nadie los formatos ni ninguna de las decisiones. Nuestra voluntad es hablar con todos", ha dicho, para concluir: "Hasta ahí le puedo decir".