«¿La Diada? Afortunadamente ya ha pasado». Así resume un dirigente político del independentismo el estado de ánimo y la valoración de la manifestación del miércoles pasado. La coincidencia entre todos es que se trataba de la conmemoración más complicada debido al clima de división previo entre los distintos líderes y partidos soberanistas. Lo más llamativo de las valoraciones en privado es que se subraya que no se puede decir que el independentismo está muerto, pese al descenso de participantes respecto a otros años.

El presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC), hizo ayer hincapié en la persistencia del movimiento independentista. «No son tan interesantes las cifras como el movimiento de fondo y la resiliencia del movimiento. Las cifras son relativas, si se trata de contarnos, contémonos a las urnas», esgrimió en Radio 4. Y destacó que «no hay otro movimiento civil y político en Europa que se haya manifestado de forma tan masiva, cívica y de forma persistente» como lo hace el independentismo. «Es obvio que la alegría no era la misma», admite un dirigente. «La gente está más cansada», añade otro.

Otra de las valoraciones de la Diada tiene que ver con la reacción, o la no reacción, del resto del Estado y sus instituciones. En JxCat se insiste en el mensaje al Estado de que «el independentismo no desaparecerá» y se preguntan qué impide a Pedro Sánchez tomar la iniciativa. Torrent acusó al presidente del Gobierno español en funciones de tener la voluntad de «cronificar» el conflicto con Cataluña.