La posibilidad de un adelanto electoral en Andalucía toma fuerza de nuevo después de que en las últimas semanas la socialista Susana Díaz haya cuestionado en público el distanciamiento de su actual socio de legislatura, Ciudadanos, e incluso les haya acusado de generar la ingobernabilidad que justificaría una nueva cita con las urnas. “Mi voluntad es agotar la legislatura, pero no dependerá solo de mí. Algunos están exclusivamente en generar inestabilidad”. Un relato que copia la situación vivida en 2015, por lo que todos los partidos de la oposición se han esforzado en dejar resuelto su cartel electoral antes de las vacaciones para evitar que en esta ocasión los comicios les pillen a contramano. Mientras, en el PSOE ya no reniegan tajantemente de esta posibilidad, que maquillan como “adelanto técnico” de unos comicios que tocan en marzo, para aprovechar el viento a favor que sopla desde la llegada de Pedro Sánchez a Moncloa antes de que amaine.

Los gestos y las palabras de las últimas semanas no dejan lugar a dudas sobre que la presidenta andaluza está ya elaborando la historia que justifique el adelanto de las elecciones. El PSOE y Díaz insisten en que no están en ese escenario, que todavía “les queda mucho por hacer” y que su única preocupación son “los problemas de los andaluces”, como demuestra su gira por diversos pueblos, justo donde radica el poder de los socialistas como representantes del andalucismo. Sin embargo, esta semana se ha producido una ruptura del discurso oficial de que agotaría legislatura porque había estabilidad. Primero Díaz reprochó a su socio los reparos a aprobar un nuevo presupuesto en 2019. Después les atacó duramente por “atacar al Gobierno de Andalucía, ya está bien de tantas faltas de respeto”, dando por hecho que las críticas al ejecutivo regional o al partido en el poder lo son a la comunidad. Y este viernes, arremetió en una entrevista en Canal Sur contra unos partidos instalados “en el ruido y en generar inestabilidad”.

Triples primarias

“A la legislatura le queda lo que todo el mundo deja que le quede. Mientras el Gobierno trabaja para Andalucía algunos solo están en la fecha electoral”, dijo en la radio, ironizando con que están en “parrilla de salida”, en alusión a las primarias celebradas por Cs, Podemos o IU. Y es que en la memoria de la oposición pesa aún cómo en 2015 también negó la posibilidad de un adelanto y finalmente apeló a esa ruptura unilateral de la estabilidad por parte de IU cuando anunció una consulta para evaluar el cumplimiento del pacto de gobierno. Lo entendió como un cuestionamiento y convocó elecciones con la excusa de poder volver a centrarse en los problemas de los andaluces, aprovechando de paso que las nuevas formaciones apenas tenían estructura regional e implantación. De ahí que esta vez quieran estar preparados.

Las primarias naranjas se fijaron inicialmente para el momento en que se convocaran elecciones, pero tras los cambios en el panorama nacional, en Cs parecen querer pasar página y centrarse en el ciclo electoral del próximo año, convocando una votación interna en apenas dos semanas para evitar alternativas que rompieran en partido justo en este momento. Han empezado a distanciarse del PSOE -“se acabó la paz”, proclamó el líder regional Juan Marín-- y ven en las largas para empezar a negociar el presupuesto un indicio de que los socialistas quieren aprobar en solitario y sin condiciones las cuentas del próximo año, convertidas en la excusa perfecta de unos y otros para dar por agotada la legislatura.

También están enfrascados en consultas Podemos e IU, quienes abogan por una confluencia andalucista y de izquierdas que atraiga a votantes socialistas desencantados después de 36 años de gobierno, que podrían ser 40 si Díaz vence de nuevo. Tras arrasar en las primarias moradas y doblar el pulso a la dirección nacional, ganándose la autonomía y más descentralización, según Teresa Rodríguez, ambas formaciones se preparan ahora para unas primarias conjuntas en igualdad de condiciones en las que saldrá su candidato a presidir la Junta de Andalucía.

Moreno Bonilla, en el aire

En el PP, por su parte, coquetean con el adelanto desde el pasado año, cuando pensaban que una marcha de Díaz a Madrid obligaría a buscar un sustituto. Hay críticos en algunas provincias, y aunque el liderazgo de Juan Manuel Moreno Bonilla pareció salir reforzado tras el apoyo decisivo de Andalucía a Soraya Sáenz de Santamaría, el derrota de esta ante Pablo Casado en el congreso del PP deja en el aire su futuro. Sus cuentas pasan por sacar suficientes escaños para aliarse con Cs y superar al PSOE, un escenario que ninguna encuesta dibuja aún. La última apunta a un empate a 23 diputados con Cs, insuficientes frente a los 47 que lograría Díaz.

Y mientras, el PSOE evalúa sus opciones. Los socialistas proclives al adelanto recuerdan que la cercanía de las municipales, previstas para mayo, bloqueó durante 80 días la elección de Díaz, y quieren evitar que la presidencia quede de nuevo a expensas de los tejemanejes para formar gobiernos locales. Con unos comicios en otoño, hay quien habla de final de octubre coincidiendo con la primera victoria de Felipe González, podrían sortear de paso el impacto en campaña de la sentencia del caso de los ERE.

La oposición tampoco ha dudado nunca de que Susana Díaz irá a las urnas cuando mejor le vaya a sus intereses electorales. El PSOE tiene ahora mismo el viento a favor tras la llegada al Gobierno central, pero según pasen los meses esa corriente puede virar en la medida en que Sánchez no atienda las reclamaciones de Díaz, principalmente la reforma de la financiación autonómica de la que la andaluza ha hecho bandera.