A falta de 80 días para jubilarse el teniente fiscal del Tribunal Supremo, Luis Navajas, ha decidido no callarse ante las críticas que su informe en contra de la admisión a trámite de las querellas contra el Gobierno por su gestión de la pandemia han suscitado. En una entrevista a Onda Cero ha señalado a dos fiscales de Sala del Supremo, uno de ellos la exfiscal general del Estado Consuelo Madrigal, por estar "contaminados ideológicamente", ya que, antes incluso de la interposición de denuncia alguna por víctimas o partidos en el alto tribunal, le advirtieron de que "el prestigio de la institución recaía sobre sus hombros" ante su inminente jubilación, para influirle a favor de investigar la gestión del Gobierno.

Navajas solo ha identificado a Madrigal porque ha dicho que pocos días antes firmó un artículo en el diario 'El Mundo', en el que se mostró muy crítica con el estado de alarma decretado por el Gobierno de Pedro Sánchez, que muchos de los querellantes esgrimían como prueba para tratar de lograr que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, o el presidente del Ejecutivo explicaran como imputados su gestión. Ello es un motivo más que la invalidaría para pronunciarse sobre las querellas presentadas, porque suponía que "estaba absolutamente contaminada", dijo el teniente fiscal. "Con esa tropa no puedo ir a la guerra", agregó para tratar de ser todavía más elocuente.

Según Navajas, la Junta de Fiscales de Sala del Supremo nunca debía reunirse para pronunciarse sobre estas querellas, porque su función es ilustrar a la fiscala general del Estado en instrucciones o circulares, pero, además, nunca lo ha hecho, pese a que sí lo reclame la conservadora Asociación de Fiscales y fiscales de Sala a los que no identifica. Tampoco se hizo, explicó, cuando la avalancha de iniciativas penales similares era contra el expresidente Mariano Rajoy y su vicepresidenta, Soraya Sáez de Santamaría. Pero es que, además, de haberla convocado habría tenido que apartar a dos de sus miembros que fueron a tratar de influenciarle y demostraron su contaminación ideológica.