Desde el pasado 14 de mayo, cuando fue investido, Quim Torra ha cargado a las cuentas públicas catalanas 120.000 euros en viajes al extranjero, según desveló ayer la cadena SER Cataluña. Durante los seis primeros meses de legislatura, Torra realizó nueve viajes, en su mayoría a Bruselas para visitar a Carles Puigdemont. Su antecesor, en el año y nueve meses que duró su mandato, únicamente realizó dos viajes al extranjero, que tuvieron un coste de poco más de 9.000 euros. La oposición ha cargado con dureza contra este gasto, que desde ERC y PDECat se ha defendido, considerando que no es abultado y que responde a la excepcionalidad del momento.

Los desplazamientos a Bélgica de Torra suponen un coste de 30.000 euros, mientras que las visitas a Clara Ponsatí (Escocia) y Marta Rovira (Suiza) superaron los 71.000 euros. A estos viajes hay que sumar también el realizado a Eslovenia.

Otro miembro del Govern que ha engrosado el gasto en viajes al exterior es el ya exconsejero Ernest Maragall, quien en los meses anteriores a su renuncia gastó 42.000 euros, frente a los 12.000 euros de su predecesor, Raül Romeva. Por contra, el vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, no ha cargado a las arcas públicas su viaje de noviembre a Bruselas, donde se reunió con Puigdemont. Según especifica en una respuesta parlamentaria escrita al PPC, aquel fue un viaje «privado», por lo que «no supuso ningún coste al erario público».

La oposición puso el grito en el cielo. Miquel Iceta tachó de «barbaridad» este «malbaratamiento». Los socialistas instaron a Torra a que no se gaste «ni un céntimo más en reuniones de organismos fantasmagóricos».

Por su parte, la diputada de Ciutadans Lorena Roldán censuró «el despilfarro» de Torra con sus viajes para, a su juicio, «hacer propaganda del procés, hablar mal de España y visitar a fugados de la justicia».