Manuel Valls, un barcelonés que llegó a ser primer ministro de Francia, lleva unos días implicado en la campaña electoral del 21-D pronunciándose sin ambages contra la independencia. Asegura este exdirigente socialista (ahora en la órbita del liberal Emmanuel Macron) que lo hace porque no concibe una España sin Cataluña ni una Cataluña sin España y porque abomina del «nacionalismo» porque «trae la guerra». El lunes pasado mantuvo el acto más discreto que ha tenido con los líderes de las tres fuerzas constitucionalistas, una breve reunión con Miquel Iceta en el despacho del líder del PSC, y ayer por la mañana fue el protagonista de una tertulia organizada por el PPC, otra por Ciutadans y, como colofón, por la tarde, de otro coloquio impulsado por Sociedad Civil Catalana con los exministros Josep Piqué y Eduardo Serra.

En el arranque de su particular jornada, Valls compartió sala en el Hotel Grand Marina con el candidato popular Xavier García Albiol y con la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, una de los rigentes conservadores que se han volcado estos días en Cataluña. En esa charla, los populares obtuvieron el apoyo del exprimer ministro francés a la aplicación del 155 (él hubiera hecho «lo mismo») y defendió que la Constitución española es una de las más «progresistas» y «democráticas» de Europa. «España no es una dictadura, el Gobierno español y la mayoría en el Senado no son franquistas», sentenció Valls.

Un centenar de personas asistieron al acto del PPC. Nada que ver con el organizado por Ciutadans en el Teatro Goya, en Barcelona, y en el que Valls compartió escenario con Albert Rivera, Inés Arrimadas y el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. Medio millar de simpatizantes naranjas abarrotaron el patio de butacas y varias decenas se quedaron en la calle sin poder entrar.

Presentados por la periodista María Rey, los cuatro intervinientes expusieron su visión sobre el futuro de Europa y lo vincularon al devenir de Cataluña. Aquí Valls arrancó aplausos sin parar. «Aquí no se juega el futuro de España o de Cataluña. Si se fractura España, es el futuro de Europa el que se fractura. Se abre la brecha a todos los nacionalismos», avisó el exprimer ministro. También recriminó los silbidos al Rey en la manifestación tras los atentados de Barcelona y Cambrils por dar la imagen de división cuando más unidad se requería y puso en pie al público al explicitar que Arrimadas es su apuesta para presidir la Generalitat.