Terremoto en el Ayuntamiento de Málaga cuando el alcalde, el longevo Francisco de la Torre -20 años de regidor por el PP- aún se recupera de un trombo cerebral. El concejal de Ciudadanos y dos veces candidato a la alcaldía malagueña, Juan Cassá, anunció este lunes por sorpresa su marcha de la formación al haber terminado su ciclo en ella. Pero su salida, y paso al grupo de ediles no adscritos, abre una vía de agua en la débil mayoría absoluta del PP en el Consistorio, que con 14 ediles y otro de Cs empata ahora número de concejales con la oposición. De momento, PSOE y Adelante Málaga (la formación vinculada a Podemos) callan sobre una posible moción de censura, y apuntan que “no toca” hablar de tejemanejes políticos sino de “reconstrucción”.

Según explica en redes sociales el edil tránsfuga, su marcha del partido tras siete años se debe a discrepancias de fondo. “Ciudadanos comienza una nueva etapa después de su V Asamblea General, celebrada este fin de semana, y considero que ha terminado un ciclo para mí”, justificó. El ya ex edil naranja abundó además en que “ya no siguen liderando el partido las mismas personas con las que empecé, ni los planteamientos y principios son los mismos que yo compartía plenamente y que me llevaron a participar con gran ilusión en el proyecto”.

Las tensiones entre Cassá y Cs se remontan en el tiempo, tanto que incluso la formación trató de buscar un candidato alternativo en las últimas municipales. Desde su irrupción en el Consistorio en 2015, trató de hacer valer su posición como aliado preferente de Francisco de la Torre, forzando incluso una ruptura del pacto de Gobierno unos meses antes de los comicios locales de 2019 por la decisión del regidor de mantener en sus puestos a dos concejales investigados en un caso urbanístico.

Cs le reclama el acta

La alianza se recuperó a la vuelta de las urnas, en las que Cs se dejó un edil. Sin embargo, se hizo más evidente que nunca la tensión interna y las diferencias con la dirección provincial y nacional, ya que Cassá ni siquiera participó en la negociación del acuerdo con el PP. Desde entonces, adoptó un perfil político bajo, sin competencias de gobierno y limitando sus apariciones a contadas comisiones municipales, y se refugió en la Diputación provincial. Pero siempre planeó la sombra de su salida del partido.

Nada más conocerse su marcha, Cs se apresuró a reclamarle que devuelva el acta de concejal, apelando no solo a la “coherencia personal y el respeto a los principios éticos del partido”, sino también al compromiso firmado por cada uno de los ediles naranjas. Algo que se antoja improbable por cuanto Cassá ya ha dejado claro que tiene intención de “seguir trabajando por nuestra tierra en el ayuntamiento de Málaga y en la Diputación”.

La alianza PP-Cs se queda ahora con 15 concejales, los mismos con los que cuenta la oposición de PSOE y Adelante Málaga. Cassá se plantea por tanto como la bisagra que hará decantar las propuestas de uno u otro lado. E incluso ser la llave que termine con el mandato de Francisco de la Torre, aún convaleciente en su casa y con 77 años. Las dos formaciones de izquierdas evitaron durante todo el día alimentar los rumores de una posible moción de censura, que está por ver si fructificaría dado el rechazo expresado en numerosas ocasiones por Cassá a Podemos. “No toca” hablar de moción de censura sino de un “gran pacto” para la “reconstrucción de Málaga”, zanjaron estos últimos.