Carme Gallart tenía que coger un autobús el 18 de junio del 2015. Pero nunca llegó a hacerlo. En algún momento, entre su domicilio y la parada, alguien la interceptó. Había quedado con unos amigos que la esperaban y, por su situación familiar, parecía poco probable que su desaparición hubiera sido voluntaria.

El caso de esta vecina de 65 años de Els Pallaresos (Tarragonès) fue a parar a manos de la Unidad Central de Personas Desaparecidas de los Mossos d’Esquadra, un equipo que, entre otras funciones, se está especializando en la investigación de crímenes sin cadáver. Desde el comienzo, sus agentes trabajaron con esta hipótesis: si Carme no aparecía era porque había sido asesinada.

En la fase inicial de sus pesquisas, había “varios candidatos”, explica una fuente cercana a esta investigación. Pero “poco a poco” el círculo de sospechosos se fue estrechando hasta centrarse en un empresario inmobiliario de Tarragona, R. F., con quien la víctima mantenía un litigio económico.

EL MÓVIL

Carme invirtió en propiedades inmobiliarias guiada por este empresario, pero la operación terminó convirtiéndose en una estafa. Un engaño que le costó “mucho dinero”, casi dos millones de euros. Ella lo denunció y arrancó así una pugna en los tribunales que, justo cuando la mujer se esfumó, estaba a punto de llegar a su conclusión. Todo apuntaba a que la sentencia iba a ser favorable a la víctima, pero su desaparición impidió que se celebrara el juicio y que el estafador sufriera la previsible condena. Los Mossos creen que esa fue la razón por la que su enemigo decidió secuestrarla, asesinarla y deshacerse del cuerpo.

EL ARRESTO

Los investigadores interrogaron al sospechoso para comprobar su coartada. Era demasiado débil. Su problema es que, el día de la desaparición de Carme, aseguraba haber estado en sitios y haber hecho cosas que la geolocalización de su teléfono móvil desmentía. Si llevaba su celular encima, lo cual admite, estuvo en otros sitios, haciendo otras cosas.

Otra contradicción detectada por los policías es que R. F. asegura que desconocía detalles personales de Carme, como su lugar de residencia. Pero la realidad es que lo sabía casi todo de ella porque había contratado a un detective privado para que la siguiera y le informara puntualmente de sus movimientos.

De este hilo los policías tiran ahora para averiguar dónde pudo esconder el cuerpo de Carme, la última fase de una investigación que permitirá dar carpetazo al asunto y ayudar a que los seres queridos de la vícitima puedan cerrar el proceso de duelo.

En el coche de este empresario, además, han aparecido muestras de sangre que ahora están siendo analizadas en el laboratorio de los Mossos. Sobre esta cuestión no conviene saltarse ningún paso, porque ni siquiera está contrastado al 100% que se trate de sangre. Cuando eso suceda, tocará resolver si es de Carme.

A LA CÁRCEL

Los agentes de la Unidad de Desaparecidos registraron el martes dos propiedades y el domicilio particular del sospechoso. Tras escudriñar sus posesiones y sus vehículos -es alllí donde han aparecido las posibles manchas de sangre-, lo arrestaron. Este miércoles ha pasado a disposición del juzgado número 3 de Tarragona y, aunque se ha negado a declarar, el juez ha ordenado que entre en prisión preventivamente. Ahora le esperan dos juicios, por estafa y por homicidio.