Los distintos partidos políticos dieron ayer una respuesta unánime a la incautación de móviles y ordenadores a periodistas de Mallorca que informaron del caso Cursach. Por un día, las voces de PSOE, PP, Ciudadanos y Podemos sonaron parecidas para rechazar con contundencia la medida ordenada por el juez que investiga la presunta trama de orgías con prostitutas y drogas en la que se vieron implicados varios políticos del Partido Popular balear.

La vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, señaló que en una «democracia plena y consolidada» como la española «no caben actuaciones» como la del martes, cuando agentes de la Policía se presentaron en la sede de Europa Press en Baleares y en el Diario de Mallorca y exigieron a los periodistas que cubren la información sobre el caso que entregasen cualquier documentación del mismo. «Para que haya democracia tiene que haber libertad y para que haya libertad tiene que haber libertad de prensa», recalcó.

Churchill y el lechero

El líder de la oposición, Pablo Casado, también lamentó desde Bruselas la actuación judicial. «Decía [Winston] Churchill que lo que diferencia a una democracia de un régimen autoritario es que cuando llaman a la puerta a las cinco de la mañana es el lechero. Que en España llamen a la puerta de un medio de comunicación para requisar información creo que es una mala noticia que condeno», señaló parafraseando al que fue primer ministro británico.

El presidente del Partido Popular aprovechó para redirigir su crítica al Ejecutivo de Pedro Sánchez. «Lo mismo que le ha pasado a Europa Press, le pasó a Abc, Ok Diario y El Mundo, con burofaxes, amenazando por parte del Gobierno», afirmó, aludiendo a la reclamación por parte del presidente de una rectificación a esos tres diarios por asegurar que plagió su tesis doctoral.

También en Bruselas, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, subrayó que «la libertad de prensa es un derecho fundamental y una necesidad para una democracia». «No hay democracia sin prensa», insistió el líder del partido naranja.

Otro de los líderes políticos que defendió a los periodistas mallorquines fue Pablo Iglesias. El secretario general de Podemos consideró «gravísima» cualquier «agresión contra la libertad de información». «Amedrentar» a periodistas e intentar «que tengan miedo», remató el dirigente morado, es ir «contra la democracia».

Quien también salió a la palestra para clamar por la libre información fue el portavoz de los obispos españoles. El secretario general y de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, defendió el «sagrado» derecho de los periodistas a no revelar sus fuentes. Incluso quiso lanzarles un mensaje de complicidad comparando esa confidencialidad al derecho de confesión: «Ahí periodistas y curas podemos entendernos muy bien».