Los gobiernos del País Vasco y de Galicia encaran esta semana el futuro político de esas comunidades. Tanto Iñigo Urkullu como Alberto Núñez Feijóo habían convocado elecciones autonómicas para el pasado 5 de abril, pero, una vez iniciada la pandemia de coronavirus, hubo consenso en que había que aplazarlas. Ahora, ambos se inclinan por llamar a los ciudadanos pronto a las urnas, con el mes de julio como fecha más probable, pero la persistencia de la crisis sanitaria les obliga a ir con pies de plomo, lo que a su vez facilita las críticas de la oposición.

En Euskadi, Urkullu se reunió ayer por segunda y última vez con los líderes de los partidos vascos. El lendakari se inclinó por tener «cuanto antes» un nuevo Parlamento, pero no puso fecha. Sí explicó que este es el momento de «valorar» que las elecciones se celebren en el mes de julio, porque, «si la evolución de la pandemia sufriese un retroceso» y fuera necesario volver a aplazarlas, aún quedaría «la opción alternativa de septiembre u octubre».

«Dentro de unos días solo tendremos un escenario posible. Ahora contamos con dos y se puede elegir», dijo el portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, en referencia a los plazos legales necesarios para la convocatoria. Pero también dijo que la decisión sobre la fecha electoral «no está tomada en absoluto».

Juristas del Gobierno vasco han planteado también que se fijen dos posibles fechas para la convocatoria, por si en la primera no pudieran celebrarse.

Si se decide esperar a otoño y un repunte de la pandemia impide los comicios, ya no quedarían «opciones dentro del límite temporal de la legislatura», lo que supondría «una profunda anomalía democrática» y dejaría a las instituciones en «situación de precariedad» y «sin capacidad de acción legislativa en un momento de máxima necesidad», añadió el portavoz Erkoreka.

La oposición, que cree muy probable que julio sea la fecha elegida, no lo ve tan claro. EH Bildu, a quien el PNV ve «egoísmo partidista», prefiere celebrar las elecciones en otoño. Su líder, Arnaldo Otegi, afirmó que hacerlas en el mes de julio constituiría una «absoluta irresponsabilidad». Podemos, por su parte, cree que no es momento todavía de pensar en las elecciones, y los socialistas vascos del PSE piden que la cita tenga «todas las garantías sanitarias y democráticas».

GALICIA, ANTE LA SUSPENSIÓN / En Galicia, Feijóo también tiene la intención de llamar «cuanto antes» a las urnas, y se apoya en un informe jurídico que avala que las elecciones se convoquen ahora y que el presidente de la Xunta pueda adoptar decisiones, incluida la suspensión de los comicios, en el caso de que aparezcan nuevas restricciones sanitarias o una posible falta de seguridad para la salud de la ciudadanía.

Galicia es una de las comunidades con menor incidencia del virus. El Partido Popular gallego se inclina por el mes de julio como fecha -Feijóo cree que «sería bueno» que las elecciones coincidieran de nuevo con las vascas-, y pide a la oposición que sea «leal», pero los socialistas ya han criticado a Feijóo porque, en su opinión, en un momento de crisis sanitaria, «solo le preocupa la cuestión electoral».