El ministro de Asuntos Exteriores de Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, afirmó el miércoles por la noche que su país no obligará a María y a su hija a abandonar el consulado de Barcelona, donde este jueves llevan ya seis días encerradas para evitar que los Mossos d'Esquadra, siguiendo órdenes judiciales, se lleven a la pequeña de 7 años y la entreguen a su padre, a quien una jueza ha otorgado la custodia. "Nosotros no la vamos a echar", subrayó Nin Novoa.

El ministro de Exteriores uruguayo ya expresó su desacuerdo a principios de semana con la decisión de la jueza de Vielha de que la entrega de la pequeña se llevara a cabo en el consulado. Nin Novoa recordó que entre las funciones de la legación diplomática no está la de ser "brazo ejecutor" de tribunales de otros países, por lo que dejó claro que no permitirían que el traspaso se produjera en sus dependencias.

Cumplir la sentencia

Al mismo tiempo, sin embargo, el ministro matizó que su Gobierno no se inmiscuye en las decisiones de la justicia española en lo que se refiere al fondo de la cuestión, por lo que vino a instar a María a cumplir la sentencia y entregar a su hija y a interponer los recursos que considere para no perder a su pequeña. Por esa razón, y siguiendo la línea de respetar un fallo pero también de reclamar el trato más correcto y menos traumático posible, Nin Novoa confirmó que su Gobierno está esperando "a que la jueza española allane el camino para una entrega de acuerdo a los derechos del niño, que eso es lo que hay que tener en cuenta". La togada ha dado la orden a los Mossos de que se lleven a la niña en cuanto ella y su madre pongan un pie fuera del consulado, algo que no agrada al Gobierno del país sudamericano, que veía con mejores ojos una decisión anterior, según la cual la entrega tendría que haberse producido en Castelldefels, donde tiene fijada la residencia la madre.